viernes, 15 de junio de 2007

Adiós al Siniestro Doctor Mortis

(aunque los no-muertos son invencibles)

Atravesando la barrera del miedo y montado en una combinación de sadismo y masoquismo, me convertí en un “fan” del “Siniestro Doctor Mortis” una de las joyas del radioteatro en la décadas anteriores a la irrupción de la televisión. En esos años imperaba la radio como medio de comunicación de mayor influencia. Con aquellos montajes geniales avivábamos nuestra imaginación. “El Inspector Nugget”, “La Tercera Oreja”, “Cine en su Casa” y hasta los capítulos envasados que nos mandaba el Pentágono con “Ojo de Aguila” y el “Capitán Silver (quienes luchaban contra los agentes del comunismo internacional, con éxito, por cierto), conformaban los imperdibles de esos años y las únicas razones que interrumpían las pichangas en las calles del barrio.

Mi padre era, entre otras cosas, aficionado a la electrónica. Para no comprar otro receptor de radio (que por antigüedad era propiedad de mi hermano mayor), ideó un sistema para que en mi habitación, a través de un viejo parlante adosado a la pared, sobre la cabecera de mi cama, yo escuchara los programas que me enviaba mi hermano desde su habitación. Este sólo tenía que bajar una pequeña palanca. De esa forma yo no podía elegir, y en las noches me tenía que conformar con seguir los gustos radiales de mi hermano. Sin maldad, por cierto, pero con algún grado de sadismo propio de la juventud, él me enviaba todas las noches, a eso de las 10, los programas del Doctor Mortis. En la oscuridad de mi habitación de la casita en que vivíamos (Caleta Abarca, Viña del Mar, Chile), y temblando bajo las sábanas, sufría con los relatos escritos y narrados por Juan Marino. No podría describir la inmensidad del pavor que me atormentaba con aquellas increíbles historias. Me acuerdo de “El Depósito de Cadáveres” en la que un grupo de estudiantes de Medicina no se explicaba por qué los cuerpos aparecían cada mañana en diferentes posiciones a las que tenían la noche anterior. No puedo olvidar otra en que un grupo fantasma de guerreros tuareg, aniquilaba a indefensos exploradores. Pero más que las historias, muy bien escritas por Marino, el mayor atractivo era Mortis, cuya narrativa, que culminaba con su increíble risa satánica, constituían el hilo conductor del cuento muy bien interpretado por actores profesionales.

Con el tiempo el sadismo de mi hermano se transformó en mi propio masoquismo y era muy puntual a la hora de irme a la cama para escuchar una nueva historia. Así me convertí en un fanático del programa.

Poco tiempo después, mi padre, Carlos Olivares Vásquez, me presentó a Juan Marino. Ambos trabajaban en la vieja Radio Caupolicán de Valparaíso. Tenía 13 ó 14 años y no recuerdo lo que dije cuando estreché la mano de ese hombre serio, de gesto hosco tras el cual se ocultaba una tremenda riqueza intelectual. Mi padre me contó que Marino era uno de los hombres más entendidos en la música de Jazz y que su discoteca era una de las más completas del país.

A los años, a comienzos de los ‘70 (o quizás antes) descubrimos con algunos amigos que teníamos una coincidencia. Todos nosotros, de alguna manera, habíamos tenido una experiencia de terror-admiración por Mortis. Con mis compadres Alonso y Rodrigo Apablaza, mi amigo Rafael Manríquez (cantautor de dilatada carrera en Estados Unidos) Juan Olivares y David León (componentes del dúo folklórico León-Ríos), creamos espontáneamente una especie de club de culto de Mortis-Marino. Intercambiábamos mensajes alusivos y hasta grabamos lápices con el nombre de Mortis cambiando el orden de las letras (Sitrom, Stormi, Stroim, etc), siguiendo el ejemplo del propio Marino, quien en algunas historias practicaba aquello para ocultar la identidad del malvado.

Me dio mucho gusto que después del 2000 haya surgido una especie de culto. Y lo mejor, este movimiento ha sido impulsado por jóvenes, quienes quizás no vivieron nuestra experiencia, pero que han sabido valorar el talento de Juan Marino.

El creador de “El “Siniestro Doctor Mortis” ha muerto. Sin embargo, su legado parece revivir como los zombies de sus historias. De la mano de sus seguidores, Juan Marino recobra fuerzas y arremete de nuevo con sus historias. Aplaudo la idea del sitio web (mortis.cl) el cual no dejaré de visitar. Tampoco dejaré de recordar a Mortis, quien formó parte de mi adolescencia, y quizás bastante más que eso.

miércoles, 13 de junio de 2007

Lápiz Loco II (Apuntes sin Sentido)

-Por Oliveto

-¿Por qué en Chile ha existido de siempre el Servicio Militar Obligatorio y no un Servicio Social Obligatorio? Me pregunto cuál es la razón nuestros jóvenes deben prepararse para una posible guerra –y por ende matar a otros seres humanos- en defensa de una supuesta “defensa de la soberanía” y no son llamados a capacitarse para ayudar a sus semejantes.

Aplaudo la iniciativa de intentar cumplir con el Servicio Militar sólo en forma voluntaria, pero celebraría de la misma manera si se crease una instancia de Servicio Público.

-Me pregunto por qué los héroes y “padres de la Patria” a quienes rendimos tributo en fechas memorables -y quizás con justa razón- provienen siempre de filas militares o surgen de sucesos bélicos ligados a la lucha por el poder o en defensa de nuestros valores, tras los cuales generalmente hay una causa económica. Me pregunto por qué no tenemos héroes que salgan de las filas de la clase obrera, de los médicos, profesores, deportistas, científicos, intelectuales y de otras áreas en donde no esté presente el aniquilar al enemigo como objetivo.

-Claudio Borghi, entrenador de Colo Colo, el más popular club de fútbol profesional chileno (debo reconocerlo, aunque mi corazón está con el “Ever for ever”), es quizás el “Ultimo romántico” (qué lugar común) de esta actividad en donde, generalmente, los jugadores salen a la cancha a sufrir más que a disfrutar. El ex jugador (alguna vez fue considerado el sucesor de su compatriota Diego Maradona) ha intentado devolverle al balompié su condición de JUEGO. Un juego, aunque suene redundante, es para JUGAR. Y jugar tiene como fin el DIVERTIRSE. Aplaudo la consecuencia que ha mostrado “El Bichi”, envidiado por muchos de mis compatriotas entrenadores. La alegría de jugar es algo que se estaba perdiendo y Borghi, al menos en Colo Colo, ha luchado por reencontrarla. Ha tenido suerte, pues cuenta con un grupo de jugadores que afinan en el mismo tono. Aparte, el director técnico de Colo Colo ha mostrado desde sus tiempos de jugador, un alto sentido del humor y un poco común sentido común. Un ser humano puede perder cualquiera de sus cinco sentidos y podrá sobrevivir. Pero si pierde el sentido común o el sentido del humor, yo diría que va a deambular por la vida como un zombie. ¡No te mueras nunca “Bichi”!.

-Hasta hace algunas décadas, cuando en Chile se intentaba mantener la cultura en alto y parte de los medios de comunicación colaboraban con ello, las “cortinas de humo” servían para ocultar problemas mayores. Ahora, con la farándula por delante, el supuesto affaire Coté López-Mauricio Pinilla, ha servido para bajar la presión del supuesto adulterio de Cecilia Bolocco con aquel afortunado italiano chanta.

-Los intentillos del Gobierno por hacer algo por la cultura chilena (creación del Ministerio de la Cultura, celebración del Día de la Cultura, etc), parecen insignificantes ante el avance del monstruo de la oscuridad que comenzó con la dictadura militar en Chile y que parece haber crecido a niveles increíbles. Al sistema denominado “economía social de libre mercado”, que no es otra cosa que lo mismo de siempre con distinta etiqueta, no le conviene que haya ciudadanos pensantes. De ahí que los medios –de oposición y de Gobierno- han coincidido en seguir fomentando el proceso de “imbecilización de las masas”. Para ello cuenta con “reality shows” y con un ejército de de personas útiles. Estas, yo diría, son más víctimas que cómplices del derrame de estupidez que se esparce por Chile. Nuestros líderes de opinión ya no son aquellos intelectuales con gran dialéctica y un contundente currículo. Nuestros seres pensantes ahora son la Carlita Ochoa, La Pamela Díaz, las mellizas Campos, los Bonvallet, Patricia Maldonado y un ejército de “modelos” siliconadas y rápidas que se florea ante los micrófonos de programas destinados a hipnotizar a nuestros compatriotas. Hasta Pamela Jiles, quien por años luchó en al otro lado de la barricada, decidió sumarse al lado oscuro. En todo caso, el mayor pecado lo cometen los medios de comunicación más cercanos al Gobierno, que por un asunto de sintonía han caído en el mismo juego. Cuento aparte es el canal de televisión de la Pontificia Universidad Católica, el cual sin ningún pudor y lejos de las encíclicas vaticanas, comparte méritos con los medios de comunicación que tienen como finalidad bajar el coeficiente intelectual de muestra sufrida población.

miércoles, 6 de junio de 2007

El Despreciable del Mes

Sebastián Piñera ganó lejos

El Consejo-Jurado, que otorga la mención de El (o Los) despreciables del mes, se reunió con alguna tardanza, pero mostrando la misma tradicional rigurosidad para nominar a quien se hace acreedor a este honorable título. Juan, “el pelao” propuso reelegir al alcalde de Aisén, por insistir en forma majadera en sus críticas al Gobierno, tratando de hacer pensar a la población que los movimientos telúricos y lamentables desgracias ocurridas en la región se debieron a la falta de previsión de Michele Bachelet. El “cara de cambucho”, otro ilustre miembro del Consejo, propuso al o los parlamentarios que regalaron entradas a deudores habitacionales con el fin de aportillar la cuenta anual de la Presidenta el 21 de mayo: “Ese imbécil no merece otra cosa que ser nombrado despreciable, ya que la forma de hacer oposición ha sido baja y ruin”, argumentó con vehemencia.

Pero desde el fondo de la sala surgió una voz potente: ¡Sebastián Piñera se lo merece, pues es un caradura!. Era el “Comegatos” (no confundir con el personaje de Condorito), quien comenzaba a pronunciar un discurso mientras caminaba a paso firme con dirección a la testera que yo presidía. No alcanzó a terminar su discurso, pues un cerrado aplauso lo acalló. Se votó a mano alzada y todos concluyeron en que el próspero empresario merecía con creces el título. Se redactó rápidamente un documento fundamentando la decisión:

“El Seba es un caradura. No merece perdón de Dios. En sus afanes presidenciales insiste en criticar a muy bajo nivel a Michele Bachelet tratando de mostrarla como un ser débil, dominada por sus pares y por los partidos que conforman la Concertación mostrando su posición machista (Nota de la Redacción: la palabra machista fue incluida por una mención de la “Pepa” la única integrante mujer del Consejo Jurado). Si sigue así se va a convertir, al igual que su ex amigo Joaquín Lavín, en un eterno presidenciable perdedor. Su baja manera de hacer política no es algo nuevo. Hay que recordar aquella noche del 23 de agosto de 1992, cuando una grabación difundida en un programa de televisión desnudó sus ambiciones dando a conocer una conversación en la que intentaba dar instrucciones al periodista Jorge Andrés Richards, a través de su amigo Pedro Pablo Díaz (ejecutivo de Coca Cola-Chile) para que en una futura entrevista perjudicara y dañara la imagen de Evelyn Matthei (tambien entonces presidenciable) que era su propia correligionaria en Renovación Nacional (posteriormente ella se fue a la UDI). Se trataba de sacar de carrera a la Matthei para “correr” solo, sin importarle valores éticos. El fin justificaba los medios al parecer”.

Para reforzar la nominación, el documento de nuestro Honorable Consejo-Jurado, decidió incluir parte de la grabación. Dejamos en claro que el posterior trabajo de lavado de imagen de Piñera fue brillante. A El se le dejó como una victima de espionaje y los medios soslayaron el contenido de la grabación, la que va a continuación:


Sebastián Piñera: “…,que todo lo que dicen después lo tienen que contradecir, huevón ¿ah? Divorcio, que está preparada, que ley de divorcio, hablemos en contra del divorcio, a favor del divorcio. Que está preparada, que no está preparada. Después una cuestión, le podís decir tú: hace dos años atrás, cierto... no, eso no en realidad...."

Pedro Pablo Díaz: ¿Qué poh?

Sebastián Piñera: No es que me decía Jorge Carey, lo que me dijo Jorge Carey, tal que esta mina] hace dos años atrás fue a buscarlo ella para para a Jarpa y ahora... Lo que puede tratar de meterle, es el síndrome, cierto, de una huevá débil, inestable. Que va p'allá, que va p'acá, que pega tiros, que pega tiros p'acá. Pero con suavidad, no puede transformar a la Matthei en víctima, ¿ah?

Pedro Pablo Díaz: Exactamente

Sebastián Piñera: Le puede decir, por ejemplo, mire: todo el país conocía, una de las características, todo el país conocía, cierto, cuando su papá era Comandante en Jefe, cierto, eeh, el, las, el hecho de que que decía una cosa, después se contradecía, al final nadie sabía nunca qué diablos pensaba, porque decía diez cosas distinta en diez minutos.¿Ah? Da la impresión que eso también se extiende a usted. ¿Me entiendes o no?, ¿ah? Y ahi le puede tirar la cosa de que estoy prepará, no estoy prepará, la cosa del divorcio, no estoy con el divorcio; o sea en 30 segundos se da vuelta de carnero]. ¿Cuál es? ¿Me entiendes o no? Ese es un punto firme

Pedro Pablo Díaz: Bueno, lo voy a repasar con el Pelao. Al tiro, Voy a cortarte y te voy a llamar al Pelao

Sebastián Piñera: Pero tenís que hacerlo bien hecho. Tiene el ejemplo del divorcio, tiene el ejemplo de si está preparada, tiene el ejemplo, oye también de que... ¿en qué otra cuestión se ha dado vuelta ella?

Pedro Pablo Díaz: De la catolicidad. De ir a misa, es católica y no va a misa, o sea, dejarla en contradicción, dejarla...

Sebastián Piñera: Claro

Pedro Pablo Díaz: Usted dijo que su papá se había convertido al catolicismo con la venida de Juan Pablo II...

Sebastián Piñera: Eso dijo... y dice que es luterano

Pedro Pablo Díaz: Y ahora dice que es luterano. Usted dice que es católica y no va a misa, ¿cómo es la huevá?

Sebastián Piñera: Pero la gracia es que trate elegantemente de dejarla como una cabrita chica, cierto, despistada, que está dando palos de ciego, sin ninguna solidez, me entendís tú ¿o no?

Pedro Pablo Díaz: Claro, claro, no de víctima, por ningún motivo