lunes, 7 de enero de 2008

También los fariseos o "Mi amigo, JM"

Por Ernesto Olivares P.

Lo llora todo Chile.
Lo llora la Concertación y la Alianza hasta se olvidó de sus críticas al Transantiago y de su artillería contra el Gobierno para sacar sus pañuelos y enjugar sus lágrimas. Lo lloran todos los deportistas, los ecologistas, los redactores, reporteros y sabandijas, los ex deportistas, los futuros deportistas, las lavanderas, empleadas, ingenieros, pokemones, flaites, guachacas, “El Huaso Peregrino”, la Marlene Olivari, el cura Hasbún y hasta el loco de los carteles.
Pero también lo están llorando los fariseos.
Sí, también lo lloran aquellos que lo borraron de la Corporación de Televisión de la Universidad Católica. “Se equivocaba mucho con los goles y los nombres de los jugadores”, manifestó uno de sus jóvenes reemplazantes. También se argumentó que la pantalla requería de rostros más “frescos”.
También lo lloran los que de una plumada, aunque parezca irónico, decidieron terminar con su columna en el diario “Las Ultimas Noticias”, de la cadena “El Mercurio”, rompiendo con una tradición de casi 50 años. “Hay que ir de la mano con las leyes del mercado periodístico” debe haber argumentado algún ingeniero comercial a cargo del que ahora es un negocio y no un servicio público.
También lo lloran los que le dieron “el sobre azul” (llámese despido) en la Radio Agricultura, pues había que darle tribuna a profesionales más confrontacionales.
También lo llora un sector de las nuevas generaciones de reporteros, que se mofaba de su estilo por considerarlo “arcaico”, “sensiblero” “pasado de moda” y “no comprometido”. “No se la juega”, fue una de las frases que frecuentemente escuché en más de alguna sala de redacción.
Lo lloran también quienes lo sacaron de la Teletón, pues sus discursos restaban protagonismo y estelaridad a otros comunicadores. Y así es que su figura fue sustituida por comunicadores de cartón piedra.
Seguramente ahora se pelearán por ocupar su lugar en la tribuna de prensa del Santa Laura o del Nacional; se vanagloriarán de haber disfrutado de su amistad; contarán anécdotas inventadas; escribirán columnas y más de alguno se atreverá a publicar un libro que posiblemente titulará “Mi amigo, JM”.

La siesta ayuda a reforzar la memoria

(EFE)
JERUSALÉN.- Un estudio realizado por el Centro para la Investigación del Cerebro y el Comportamiento de la Universidad de Haifa, demostró que una siesta de 90 minutos refuerza el proceso de la consolidación de la memoria a largo plazo.

La investigación, publicada en la revista científica "Nature Neuroscience" y que hoy divulgó la institución docente israelí a través de un comunicado, revela que una "cabezadita" al atardecer cambia el curso de la fijación del recuerdo en el cerebro.

"Seguimos sin conocer el mecanismo exacto del proceso de memoria durante el sueño, pero los resultados de este estudio sugieren la posibilidad de que se puede acelerar la consolidación de la memoria y, en el futuro, podremos hacerlo de forma artificial", señaló el profesor Avi Karni, de la Universidad de Haifa.

La memoria a largo plazo se define como aquella que no desaparece o dura muchos años, en contraposición a la de corto plazo, que registra cosas inmediatas que después se olvidan.

El estudio -llevado a cabo en coordinación con el Laboratorio del Sueño del Centro Médico Sheba de Tel Aviv e investigadores del Departamento de Psicología de la Universidad de Montreal (Canadá)- analizó dos grupos a los que se les hizo repetir una actividad motora con el pulgar y otro de los dedos siguiendo una secuencia específica.

Los investigadores estudiaron aspectos relacionados con la memoria y, en concreto, la habilidad de los participantes de realizar de forma correcta y rápida la secuencia aprendida.

A uno de los grupos se le permitió dormir una hora tras aprender la secuencia, mientras que el otro permaneció despierto.

El primero presentó una significativa mejora en sus habilidades para repetir el ejercicio después de la siesta, al tiempo que el segundo no mostró progreso alguno, aunque, tras dormir durante una noche entera, los participantes de ambos equipos revelaron el mismo nivel de aptitud.

"Esta parte del estudio demostró que una siesta diurna acelera y mejora la destreza del cerebro. Tras una noche de sueño, ambos grupos mostraron el mismo nivel, pero el que pudo echarse una cabezada por la tarde mejoró mucho más deprisa que el que permaneció despierto", destaca Karni.

Un segundo experimento reveló que la consolidación de la memoria se acelera con el sueño.

"Esta parte del estudio mostró, por primera vez, que el sueño durante el día puede reducir el tiempo en el que la memoria se convierte en inmune a interferencias y olvidos. En lugar de 6 u 8 horas, el cerebro consolida la memoria durante 90 minutos de siesta", explicó el investigador.

Con todo, Karni admitió que aún los expertos no conocen a ciencia cierta cuál es el mecanismo del sueño que acelera estos procesos.

El esclarecimiento del mismo, opinan los científicos, podría permitir el desarrollo de métodos para acelerar la consolidación de la memoria en adultos y crear memorias estables en corto espacio de tiempo.