jueves, 30 de abril de 2009

Los sueldos de los MInistros

y otros "enriquecidos" del aparato fiscal


por José G. Martínez Fernández.

Si usted es uno de los que gana el sueldo mínimo no lea este artículo. Le angustiará saber que los ministros y otros funcionarios del sistema fiscal chileno ganan en un mes lo que usted obtendrá en cuatro años.


Las distancias económicas en Chile son vergonzosas. Aparte de las ya conocidas cifras –altísimas- que ganan los ejecutivos de las empresas particulares, están los altos sueldos de los funcionarios fiscales que pagan sus y mis impuestos.
¿Sabe usted cuánto ganan los Ministros y otros altos funcionarios en nuestro país?
Vea usted algunos casos:
Sergio Bitar Chacra, Ministro de Obras Públicas: $ 6.762.938.
René Cortázar, Ministro de Transportes: $ 6.762.936.
José Antonio Viera-Gallo, Ministro Secretario General de la Presidencia : $ 6.762.936.
Carlos Maldonado, Ministro de Justicia: $ 6.762.936.
Mónica Jiménez de la Jara , Ministra de Educación: $ 6. 762.936.
Claudia Serrano, Ministra del Trabajo: $ 6.697.830.
Paula Quintana, Ministra de Planificación: $ 6.860.947.
Romy Schmidt, Ministra de Bienes Nacionales: $ 6.762.931.
La Ministra más “mal pagada” es la de Cultura, Paulina Urrutia, quien recibe $ 6.184.020.
Y todos los demás Ministros reciben casi la misma suma…
Los subsecretarios reciben unos $ 500.000 menos. Es decir: entre $ 6.200.000 y $ 6.300.000.
Otros funcionarios de menor rango del Gobierno también ganan altos sueldos. Veamos:
Mario Maturana, Intendente de Magallanes: $ 7.000.438.
Viviana Ireland, Intendenta de Atacama: $ 6.244.905.
Nora Barrientos, Intendenta de la Araucanía : $ 6.033.449.
Selim Carrasco, Intendente de Aisén: $ 6.709.000.
Hay centenares de funcionarios del Gobierno que ganan cifras similares.
Para que un chileno que trabaja por un sueldo mínimo sería necesario hacerlo durante cuatro años para ganar lo que esos funcionarios estatales ganan en un mes.
Estas desproporcionadas cifras no terminan allí, ya que hay, además, 1.500 funcionarios que ganan más de 3 millones al mes.
Además existen Ministros y altos funcionarios estatales que tienen a su pareja en otro puesto gubernamental o parlamentario con un alto sueldo.
Un solo caso: la Ministra de Bienes Nacionales es casada con Antonio Leal (PPD), diputado que se embolsa otros millones. Es decir: ambos aportan a la casa más de 10 millones.
En este juego de los números altos, lo sabemos, los pobres no calzan. Incluso la clase media baja está a muy mal traer y se siente impotente, porque sufre los embates de los altos impuestos, entre los que están las contribuciones…
En fin: son ellos, especialmente, los que mantienen con su “sudor” los sueldos informados. También los pobres pagan impuestos: en el pan, en la fruta, en el arrroz, en la locomoción, en todo…
Todo ello para servir a una casta de privilegiados. Políticamente privilegiados.
Si de algo debemos darle gracias a los congresistas (que también se embolsan sumas millonarias al mes) es haber aprobado la Ley de Transparencia.
Gracias a ella hemos podido comprobar que ellos califican a los chilenos en muy bien remunerados y muy bien explotados.
J. Martínez

Nota de la Redacción.
Prensa-Abierta.blogspot.com siempre tendrá la disposición de dar cabida a todas las opiniones sin censura previa, salvo las de un aceptable uso del lenguaje y el de enmarcarse dentro de un ámbito ético que permita la sana convivencia y la constructiva discusión. Quien administra este blog, un servidor, puede que esté o no de acuerdo con los contenidos, pero debemos ser consecuentes con nuestros principios de defensa de la libre expresión. Es precisamente en referencia a este artículo que tengo discrepancias con mi gran amigo José Martínez.
Definitivamente no creo que los ministros y subsecretarios, además de otros personeros del Poder Ejecutivo, tengan sueldos elevados. Dada la alta responsabilidad que pesa sobre sus hombros, más bien creo que son bajos. Ellos perfectamente podrían estar trabajando en sus oficinas privadas o en sus negocios personales y recibiendo bastante más. Las cifras mencionadas en el precedente artículo las percibe cualquier secretaria ejecutiva de grandes empresas del Sector Privado, empleados de la Minería del Cobre o de otras compañías. Se sorprenderían de los sueldos de ejecutivos privados que superan los 30 y hasta los 30 millones de pesos al mes. Un jugador de fútbol o un entrenador de cierta relevancia gana entre 3 y 10 millones de pesos y a veces más que eso.
En mi opinión el tema no es lo “mucho” que ganan ministros y personeros. El problema es lo poco que gana la clase trabajadora, los empleados menores y medios y, en general, los asalariados. No menciono a los cesantes, que son muchos, pues ellos no reciben un centavo. Y sobre estos ingresos poco “éticos”, el sector privado tiene mucho que decir, pues es esa área la que tiene la mayor responsabilidad en la ocupación laboral de Chile. Cuando se trata de “abaratar costos” son los trabajadores y los consumidores los que terminan pagando. Nunca los dueños del capital.
E. Olivares P.

José G. Martínez Fernández dijo...
Ernesto: En Chile esas cantidades son más que altas, toda vez que hay periodistas que ganan no más de $ 500.000 y sus responsabilidades...¿No son altas?Ahora...¿De qué responsabilidades hablamos? ¿Las de quel Ministro beligerante que nos lleva a alejarnos de países hermanos?¿Sabes tú que la Ministra de Bienes Nacionales ha cometido errores como "sanear" bienes de pequeños propietarios: parcelas, casas, etc.?Un solo ejemplo: Hay una parcela de unos veinte millones "saneada".Deduce que la Ministra gana eso en TRES MESES...Y el dueño de la parcela, para recuperar su bien, debe recurrir a tribunales y gastar en abogado.No. Las "altas responsabilidades" no son tales cuando se cometen esos errores.¿Y qué pasó con las responsabidades del Ministro vinculado a la compra de los aviones MIRAGE? ¿Qué sucedió con el ex-Ministro de Obras Públicas?En lo único que concuerdo contigo es en los bajos sueldos de los trabajadores.En revista VEA yo tenía que trabajar casi todos los días, con los riesgos que significaba el reportear hechos policiales, y mi sueldo mensual en plata de hoy NO SUPERABA EL MILLÓN DE PESOS.¿No es acaso tener una alta responsabilidad ésa?Este artículo, publicado en Chile en varios medios, ha sacado a relucir el drama de los más pobres. Eso en la sección comentarios. En Chile, Ernesto, una persona con sueldo de Ministro puede comprar, por ejemplo, una casa en un buen sector con SÓLO CUATRO MESES DE TRABAJO.¿No te parece que es mucho?Estados Unidos es otra cosa: ganar esos sueldos debe ser normal.Yo vivo con ingresos que no superan los $ 200.000. Y son arriendos. Ordenándome pienso llegar -en unos años- al MILLÓN DE PESOS.Con eso, Ernesto, vive una familia.¿O son mis responsabilidades y la de cientos de miles de chilenos inferiores?¿Y qué pasa con profesionales de alta responsabilidad que ganan no más de dos millones?La comparación con lo que ganan los futbolistas resulta extraña. Sólo los más talentosos ganan eso.Es como decir que Roberto Matta no pudiera ganar cientos de veces lo que un Ministro...pero Matta era un talento enorme.Permíteme manifestarme no estar de acuerdo con la mayor parte de la exposición.En Chile el ambiente es otro.Atte.José G. Martínez Fernández.NOTA: Yo vivo en la Villa Olímpica. Aquí un departamento cuesta TRES MESES DE TRABAJO de un Ministro.
1 de mayo de 2009 16:42



viernes, 17 de abril de 2009

EL MUSIQUERO:

AQUELLA GRAN REVISTA DE ANTAÑO


El Musiquero fue una extraordinaria revista destinada a difundir entrevistas y temas musicales de autores tan célebres como Violeta Parra, Víctor Jara, Rolando Alarcón, Lucho Gatica y muchos más. Junto a ello también difundió poesía.

Escrito por José Martínez Fernández

Le tengo un gran cariño a la revista EL MUSIQUERO. Yo escribí en ella en sus últimos dos años (1975-1976). Me había llevado hasta ella el periodista Ernesto Olivares Perke, quien luego trabajó en los Estados Unidos y -de vuelta en Chile- en importantes medios de comunicación escritos y radiales a nivel nacional. Estaba casado con la hija de Óscar Olivares, “el perla chico”, quien fue el director de la revista. Cuando EL MUSIQUERO iba a morir (junio de 1976) Óscar me obsequió un larga duración de vinilo con canciones del dúo que integraba junto a Luis Castillo: LOS PERLAS. Óscar Olivares era la sencillez misma. Esa sencillez que junto a su compañero repartió por el mundo difundiendo la llamada cueca urbana y brava. Instalado el gobierno militar don Óscar Olivares siguió con su proyecto, aunque su revista estaba “marcada” por haber realizado varias entrevistas a QUILAPAYÚN y a Víctor Jara y a tantos otros baluartes de la llamada canción comprometida. En las páginas de EL MUSIQUERO se vertieron entrevistas y canciones no sólo de los citados, sino también de Rolando Alarcón, Eduardo Gatti, Violeta Parra, y otros reconocidos miembros de la canción social, al mismo tiempo que no por ello se dejó de lado a Lucho Gatica, Antonio Prieto y otros célebres intérpretes y compositores. No tenía sectarismos don Óscar Olivares ni tampoco Ernesto. Las únicas obligaciones que exigía eran crónicas de calidad y veraces. Artistas y grupos musicales a nivel mundial aparecieron reseñados en EL MUSIQUERO: Los Beatles, Rolling Stones, Raphael, Nino Bravo y muchos más. No sólo sus canciones, sino sus historias, análisis y entrevistas. Aparte de ello se abrió en el medio un espacio a los poetas populares. Por ello yo no entiendo a algunos, pocos, que dicen que EL MUSIQUERO era una mala revista. Obviamente puede haberlo sido para quienes sufrieron el rechazo, porque no fueron aceptados por la mediocridad de sus temas o de sus voces. EL MUSIQUERO era muy selectivo. Recuerdo que –a través mío- se intentó que llegaran hasta Óscar Olivares y su yerno obras de unas personas apellidadas Ulloa, Yáñez, entre otras. Textos horribles, que no valía la pena que don Óscar perdiera, a pesar de su voluntad, el tiempo en ellos. Incluso –recuerdo bien- Ulloa había copiado casi íntegramente un texto de Jairo. Eso me recordó cuando, siendo jurado de un concurso de poesía en Arica, nos llegó un poema famoso –Madrigal, de Gutierre de Cetina- y que se atribuía un humilde muchacho que yo conocía. El plagio fue advertido por la profesora universitaria y poeta Alicia Galaz, por el bardo Oliver Welden y por todo el jurado. Lo descalificamos en la primera vuelta de selección. Florencio Faúndez, con un excelente poema, se llevó el primer lugar en forma unánime. Ernesto Olivares tenía la misma percepción de la calidad. No iba a perder el tiempo en esas “letras” de una pobreza espantosa o vulgares copias. Óscar Olivares y Luis Castillo (LOS PERLAS) han desaparecido. De mi buen amigo Ernesto Olivares no sé hace años. Quizás esta crónica permita reencontrarnos y brindar juntos por EL MUSIQUERO y su gran aporte a la música, a los compositores musicales, a los poetas populares y a otros valores.

Nota de la Redacción:
¡Y nos encontramos a través de este milagro que se llama Internet! El Musiquero sí era una revista de música, lejana a lo que hoy se llama farándula. Esta breve crónica de Martínez pone las cosas en su lugar para aquellos que consideraban esta publicación como un simple cancionero. El autor de este artículo es un notable escritor. Nació en Arica en 1949 y sus primeros poemas los escribió entre los 12 y 13 años. A los 15 expuso algunos de ellos en el diario mural del Liceo en que estudiaba. A los 17 ganó el Primer Premio de Poesía de la Universidad del Norte. En julio de 1967 a los 18 años creó la revista Serie Poética en que publicó sus poemas. Posteriormente suspendería su carrera por el compromiso clandestino adquirido durante la dictadura militar.
Ha editado siete libros de poemas junto a una novela “Juegos Indebidos” en dos ediciones 1979-1980; en 1985 “El gran día de los elefantes y otras historias” una recopilación de cuentos; en 1988 un ensayo “Allende: su vida y su Pensamiento Político”; en 1991 el testimonio “Calama, el crimen del siglo”; y en el 2003 una antología de cuentos “Cinco Grandes Cuentos Latinoamericanos.“ Se suma una obra dramática, “El Pasado es una Triste Canción”; y un cuento, “Niño del Mundo.
Avalado por esta larga trayectoria ha fundado y dirigido las siguientes publicaciones literarias; Serie Poética, Encuentro, Consecuencias, Arle, Planeta de Flor y Barro, y Nueva Línea. Actualmente dirige”Palabra Escrita” publicación de poesía que ya va en su número 48 y 7 números de un folleto denuncia titulado “Marcuse”.
Ha hecho periodismo literario e informativo en diferentes diarios ariqueños entre 1969 a 1973, posteriormente en el diario Las Ultimas noticias de Santiago entre 1975 y 1976, en la revista El Musiquero de Santiago entre 1975 y 1976, en la revista VEA, en el periódico El Despertar de Curacaví, y los diario ariqueños 7 de Junio, El siete de Arica y el Global de Arica. Su obra ha sido comentada por escritores tan relevantes como Manuel Rojas y Víctor Castro.

martes, 14 de abril de 2009

LOS PERIODISTAS Y LA DOBLE CRISIS

Por Malén Aznárez, del diario El País de España
14/04/2009

¿Estamos los periodistas preparados para afrontar una doble crisis económica y sus consecuencias? No hace falta señalar que una de ellas es la Crisis con mayúscula, la global que nos afecta a todos y que, a decir de los expertos, es la peor desde la Gran Depresión de 1929, aquella que nos dejó imágenes patéticas de largas colas de estadounidenses con raídos abrigos y sombrero esperando por un plato de sopa, o de gente arruinada tirándose en plancha desde lo alto de los rascacielos.
No hay que rendirse. Ésta no es una profesión para conformistas
Pero los medios de comunicación de todo el mundo, y en especial los impresos, los periódicos, están al tiempo sumergidos en una particular crisis vital que lleva arrastrándose desde hace unos años, provocada por la irrupción de Internet, los periódicos digitales, los gratuitos, la caída de la publicidad y las nuevas tecnologías, y que ahora, al socaire de su hermana mayor, ha estallado como una bomba de efecto retardado y amenaza con llevarse por delante no sólo a medios y redacciones, sino también a algunos de los elementos que han sido básicos en el ejercicio del periodismo en los países democráticos.
Las primeras consecuencias ya han empezado a verse: cierre o reestructuración de medios, reducciones drásticas de plantillas, despidos numerosos, jubilaciones anticipadas y, en algunos casos, elección entre congelación de salarios o despidos -desde junio pasado 1.800 periodistas han sido despedidos en España y se calcula que la cifra puede llegar a 5.000-.
Cunde el desánimo entre los profesionales veteranos que ven cómo se cierra una etapa del periodismo que, al menos en España, ha sido de las mejores de su historia. La comprendida entre la muerte de Franco, la Transición, y los inicios de la actual crisis. Una etapa en la que el despertar a la libertad, el adiós a la censura, el florecimiento de nuevos medios y el entusiasmo de unos profesionales que estrenaban democracia dieron lugar al nacimiento de un periodismo de calidad antes desconocido en el país, cuyos presupuestos esenciales eran la veracidad, el rigor y la honestidad. Un periodismo en el que se foguearon y crecieron, ¡y de qué modo!, un montón de profesionales que hoy todos conocemos y respetamos. Periodistas críticos con el poder, ya fuera político, económico, religioso o cultural. Y críticos también -lo que no significa desleales- con las empresas para las que trabajaban. Periodistas acostumbrados a defender, incluso a gritos, sus trabajos ante el redactor-jefe de turno, a no asumir en silencio órdenes caprichosas, vinieran de donde vinieran, y a pelear por llevar una noticia a primera página. Periodistas apasionados, críticos y autocríticos, actitudes, creo yo, esenciales en el oficio.
Un joven periodista planteaba recientemente a una mesa de veteranos colegas que debatían sobre la libertad de expresión, en la Asociación de la Prensa de Madrid, qué se podía hacer para cambiar el sombrío panorama que allí se reflejaba: reciente censura a los medios en Gaza; inconvenientes, cada día mayores, para acceder a la información; malestar de los jóvenes ante la para ellos imposibilidad de plantar cara a unas empresas todopoderosas; cortapisas económicas de éstas para hacer una información atractiva y de calidad; competencia de Internet, mucho más rentable para las empresas a la hora de cubrir conflictos en lugares lejanos, que amenaza con el fin del reporterismo... Entusiasmo; seguir batallando con el poder y el jefe de turno; no rendirse, porque ésta no es una profesión para conformistas; seguir haciendo información seria, rigurosa y sorprendente fueron algunas de las respuestas. En suma, calidad, porque la buena información seguirá siendo información, no importa el soporte en el que se venda.
¿Es posible mantener los principios éticos y el ánimo combativo en medio de un panorama de incertidumbre en el que lo único seguro es que no hay nada seguro? Un paisaje en el que las nuevas tecnologías de la comunicación se imponen a ritmo vertiginoso pero todavía no sabemos cómo serán los nuevos periódicos impresos que ahora se pergeñan, si es que realmente sobreviven... ¿Estamos preparados para, en medio del diluvio, jugarnos el tipo y seguir informando de la única manera que merece la pena: viendo lo que pasa en el lugar de los hechos para luego poder contarlo con la mayor honestidad posible? ¿Estamos dispuestos a resistir las viejas y nuevas presiones? Claro que, a lo mejor, todo esto son sólo tonterías, resabios éticos de un siglo que alumbró a periodistas como Kapuscinsky, García Márquez, Woodward o Bernstein, y lo único importante es contar cosas divertidas, ligeras, y, a ser posible, de bajo coste. Mucha comunicación y poca información.
El estupendo periodista que es Enric González decía hace poco, en este periódico, que se atisba una época en la que a cambio de no tener una cabecera que le ampare, el periodista quedará liberado de los compromisos de sus amos y será él mismo, expuesto a la intemperie, a solas con sus propios compromisos y errores. Y eso que González va por la vida de escéptico. Ojalá acierte, porque las democracias mal pueden sobrevivir sin una información libre y de calidad.
(Malén Aznárez es periodista y vicepresidenta de Reporteros Sin Frontera España).

Nota de la Redacción: Sólo en la Región Metropolitana, en Chile, hay casi 10 mil periodistas cesantes. Pero la crisis en ese país comenzó mucho antes del auge de los periódicos digitales o la falta de interés de las nuevas generaciones por la lectura de diarios y revistas. La Dictadura militar dio luz verde a la creación de universidades y los establecimientos de educación superior privados proliferaron con un claro afán de lucro y algo más. De cinco escuelas de Periodismo que existían a fines de los años 60, ahora hay casi 40. Coincidentemente el poder tras estas nuevas universidades comerciales pertenece a los mismos de siempre, salvo honrosas excepciones. Aparte de ganar mucho dinero con los pagos mensuales del alumnado (que no requiere de exigencias mayores para su ingreso) se creó una sobrepoblación profesional con el consiguiente abaratamiento de "costos de producción" en sus empresas (doble ganancia). Esta sobrepoblación no sólo afecta a periodistas. También a economistas, abogados, sicólogos, etc, es decir aquellas profesiones atractivas y "comerciables". Y ahora, la crisis global.

martes, 7 de abril de 2009

Carmencita Ruiz, Voz de Culto

La gran intérprete de la canción chilena, Carmencita Ruiz, dejó este mundo. Hacía unos días había recibido el homenaje en su querido Valparaíso, ciudad que la vio nacer y que antes la había declarado Hija Ilustre. Con su partida se cierra un capítulo brillante en la historia de la interpretación del folklore huaso, aunque estoy absolutamente seguro de que ella emergerá de sus cenizas para transformarse en una voz de culto -creo que ya lo era- y su nombre se perpetuará con letras doradas en la historia de la música de raíz vernácula.
Hacia fines de los años 50 y a principios de los 60 había dos voces femeninas que comandaban el contingente de intérpretes nacionales. Silvia Infantas con “Los Baqueanos” (que más tarde se transformaron en “Los Cóndores”) y Carmencita Ruiz con el grupo “Fiesta Linda”. La primera era poseedora de una voz cautivante, cristalina, “educada” y casi lírica. Silvia Infantas le daba a la interpretación de cuecas y tonadas un toque de distinción. Memorables y de antología son sus interpretaciones de “Tonadas a Manuel Rodríguez” y la dedicada a José Miguel Carrera, con versos de Pablo Neruda y música de Vicente Bianchi.
Carmencita Ruiz tenía una voz profunda, desgarradora y algo nasal que en los tonos medios y bajos hacía pensar en la Piaf. Con ella -les aseguro- la vocalista de “Fiesta Linda” tocaba el alma, llegaba hasta el fondo del espíritu.
En esos años existía un mayor apego a la música de carácter folklórica, aunque la difusión estaba limitada fundamentalmente a las expresiones huasas. Cuecas y tonadas dominaban el panorama radial y las emisoras, de alguna forma, daban tribuna a nuestros intérpretes. El Dúo Rey Silva; Los Hermanos Lagos; Los Hermanos Campos; Los Hermanos Silva (que más tarde se iban a radicar en México), Margarita Alarcón; Margarita Torres; el dúo María Inés, que más tarde daría paso a "Las Consentidas", Raúl Gardy, Los Perlas, Ester Soré, a quien llamaban "la negra linda" y un sinnúmero de intérpretes contaban con tribunas y escenarios.
En Viña del Mar, ciudad en la que crecí, existía un local llamado “El Rancho Criollo”, situado al final de 15 norte casi al comenzar la subida hacia el cerro Santa Inés. Por ahí pasaban todos los intérpretes. Entre ellos, las Hermanas Parra (Violeta e Hilda) que entonces cultivaban preferentemente la tonada y la cueca. Mi padre, Carlos Olivares Vásquez, era el “capataz”, algo así como el animador y el elenco estable estaba formado por Las Hermanitas Aguilera, el dúo León-Ríos, el dúo Ugarte-Matus, Los Hermanos Rosas y otros nombres que se pierden en mi memoria. Había un joven acordeonista que acompañaba en las cuecas y que más tarde se iba a transformar en figura de la llamada “Nueva Ola”. Se llamaba Lucho Zapata y fue el vocalista de “Los Tigres”.
Por mi casa desfilaba una serie de figuras de la época, pero yo no vislumbraba ni contaba con la capacidad de evaluar con las luminarias que me codeaba. Recuerdo largos ensayos de Carmencita Ruiz con “Fiesta Linda”, cuyo creador era Luis Bahamonde Alvear, el gran compositor chileno al que todavía se le adeuda el homenaje que se mereció en vida. Los otros integrantes del conjunto eran el guitarrista Ricardo Acevedo, hoy avecindado en Estados Unidos y Pepe Fuentes, uno de los fundadores y quien publicó reciéntemente un disco en homenaje a Carmencita.
Silvia Infantas y “Los Cóndores” también usaron nuestro living-comedor para preparar algunos temas. No tenía más de nueve años cuando escuchaba que repetían y repetían aquello de “Aradito de palo, corazón de espino, herramienta noble de los campesinos”, hasta alcanzar la perfección armónica.
Una vez llegaron a mi casa dos señores muy serios tratando de convencer a mi padre de que se hiciera cargo de la representación de un cantante ecuatoriano que quería abrirse paso en el medio chileno. Ellos sabían de la rigurosidad del trabajo de mi progenitor y querían ir a la segura. El se negó, pues ya estaba un poco cansado de esa labor. En esos años, los artistas eran más bohemios, amantes de la vida nocturna y resultaba difícil “manejarlos”. Los señores se fueron apesadumbrados. Uno de ellos era el cantante ecuatoriano. Se llamaba Julio Jaramillo…
El advenimiento del neofolklore como también de la canción de contenido social pusieron en la trastienda a los intérpretes “tradicionales”. Quienes nos identificamos y contribuimos de alguna manera a fomentar la llamada Nueva Canción Chilena, que constituía una ola imparable y legítima, quizás cometimos el error de caer en un absolutismo doctrinario. Le pusimos etiqueta de “canción de tarjeta postal” a moros y cristianos y en ese proceso pagaron justos por pecadores.
Después, la dictadura militar estaba tan empeñada en destruir todo atisbo de cultura popular, que tampoco puso mucha atención a los intérpretes que quedaron rezagados. Sólo los “huasos” de carros convertibles, de trajes de corte inglés y de voces engoladas tuvieron acceso a los medios de comunicación, amén de algún seudo “payador” de cuartetas facilistas.
Carmencita Ruiz logró sobrevivir a la postergación y a la indiferencia del medio. Tenía algo especial. Con su voz era capaz de tocar las fibras más recónditas de la audiencia, como que hasta poco antes de su último suspiro estuvo desarrollando actividades. Contaba con un organizado grupo de “fans” y un Club de Cueca en Valparaíso que lleva su nombre. Era una persona que amaba lo que hacía, tenía una devoción por su puerto
y era la intérprete que con más propiedad podía transmitir las canciones que salieron de la inspiración de Luis Bahamonde Alvear.
Tuve la suerte de vivir por casi un año en la casa que ella compartía con Bahamonde y la madre de éste, situada en la subida de Yerbas Buenas. Intercambiamos emails hace menos de un año recordando esos tiempos, a mi padre (que fue una suerte de manager de su grupo “Fiesta Linda”) y a Oscar Olivares (el “perla chico”, que era mi primo). Hace unos días la había reencontrado en el Facebook y le iba a solicitar ser amigos en esa red computacional. No alcancé a hacerlo. Mi amigo Manuel Vilches (periodista y conductor de un excelente programa de folklore en Radio Nuevo Mundo) me dio la triste noticia de su fallecimiento.
Su partida fue apenas mencionada por los medios de comunicación. Sólo los de Valparaíso le dedicaron un espacio aceptable. Otros la ignoraron. Justamente por estos días se hablaba de las sensibles pérdidas de Lalo Parra, de la española Mari Trini y del joven actor Gonzalo Olave. La muerte de la cantante chilena no pareció llamar la atención de los jóvenes reporteros y de los editores.
Pero como suele suceder, el deceso de Carmencita Ruiz va a provocar un mayor grado de atención en su obra. Estoy seguro de que las nuevas generaciones van a descubrir la belleza y el talento de una voz inconfundible, original y llena de matices y sentimiento.

E. Olivares P.