viernes, 30 de diciembre de 2011

ALFONSO CARREÑO UN POETA DE LA ESPAÑA DEL VEINTE

Por José G. Martínez Fernández.
 Leyendo una revista que yo poco conocía –HORA DE POESÍA- en su edición de Mayo-Agosto de 1988, me encuentro con poemas de un autor que desconocía totalmente: Alfonso Carreño.
Son ocho poemas. Todos de excelente factura.
El poeta es español, al igual que la revista.
Me entero que murió medianamente joven.
Nacido en 1932 dejó de existir –precisamente- cuando la publicación estaba a punto de aparecer: Agosto de 1988.
En su poco más de medio siglo de vida Alfonso Carreño publicó algunos libros, entre ellos: Elegía para mí mismo (1955); Huésped en la materia (1979); Réquiem por Javier Serrano (1987) y unos cuantos más.
Para graficar algo de la calidad de su lírica leamos uno de sus poemas.

MIENTRAS AGONIZO

A la vera de nunca
calendarios ajenos
deslíen los confines
de mis sentidos, hechos
el último cansancio
desnudado del cuerpo.

Briznas de otras sustancias
me germinan adentro
horas que van dejando
de ser en su comienzo.

Y algunas manos, como si acordaran
inexorablemente que no puedo
seguir estando, entornan
mis párpados desiertos
y ocultan a estos ojos gustativos
la hospitalaria suavidad de un techo.

Belleza plena en muchas líneas de su lírica nos emocionan. Seleccionamos: “El último cansancio/ desnudado del cuerpo”; “Briznas de otras sustancias/ me germinan adentro”.

El último cansancio será su último dolor, la entrada en la muerte, porque en su cuerpo germinan las materias de esa muerte.

Para mí conocer a este poeta ha sido una grata novedad. Su poesía sin mayores artilugios, sólo con la pureza misma del verbo matriz de su lírica es muy clara y podemos entender el poema (y sus otros poemas) sin un esfuerzo mayor.

Gran poeta Alfonso Carreño: un bardo desconocido que se nos aparece en el umbral de la gran poesía española de la segunda mitad del siglo veinte.

Jose G. Martinez Fernandez

¡FIN AL MONOPOLIO DE CONSERVADORES Y NOTARIOS!

Por José G. Martínez Fernández.
 
Al fin, después de tantos años de vivir bajo las especulaciones económicas de los Notarios Públicos y Conservadores de Bienes Raíces en Chile, se ha propuesto –desde cúpulas administrativas públicas- que no puede seguir existiendo monopolio de los mismos; ya que ello lleva, como se ha podido advertir, a una colusión en los cobros por hacer papeles.
Los que hicieron las farmacias, lo que han hecho los productores de aves, lo que hacen los bancos (al que aún no les cae la Ley Antimonopolios ), le va a suceder a los Notarios y Conservadores que, en Chile, conforman un grupo privilegiado. Otro organismo que se ha privilegiado en la medida que al ser pocos en el caso de los Notarios pueden cobrar lo que quieren…Al hacerse ciertos cambios ahora y al aumentarse el número de ellos los precios por sus servicios tienen que tender a la baja.
Peor es el caso de los Conservadores. Hay Conservadores que abarcan varias comunas y como ellos son los únicos Ministros de fe en sus tareas. Éstas le acarrean cientos de miles de clientes: son los casos de los Conservadores de Bienes Raíces de Santiago, de La Serena , de Puerto Varas, entre otros.
Esos señores llegan a ganar –sólo para ellos- más de DOSCIENTOS MILLONES DE PESOS AL MES (Cuatrocientos mil dólares).
Ya habíamos denunciado eso en una crónica de hace algunos años. No era posible que el Conservador de una ciudad lo fuera, a la vez, de las ciudades vecinas.
Todo se lo “comían” ello.
Me explico: El Conservador de Santiago, lo es de la capital de Chile y de varias comunas:  Ñuñoa, Providencia, Quinta Normal, entre otras de las que conforman el radio urbano de la metrópolis, pero saliendo de aquí…alcanza a lugares que están varios kilómetros más allá: Lampa, Curacaví, etc.
Toda una concentración de lugares que sólo ese Conservador puede manejar…y, por ende, todos los que tramitan inscripciones de propiedades de varias decenas de comunas deben recurrir a él.
Lo mismo pasa con La Serena…Lo mismo con Puerto Varas…Lo mismo con los Conservadores de otras numerosas comunas chilenas.
Esta vergüenza que denunciamos –como dijimos- hace unos años, parece llegar a su fin; luego que algunas autoridades, al fin, dijeran que eso era ilógico.
El otro monopolio, el de los Notarios, también, ha sido “afectado”, porque se crearán nuevas formas de tramitar (menos dinero para sus ya grandes fortunas) y entrarán –de seguro- nuevos Notarios.
Por fin Chile podrá liberarse de estos verdaderos buitres.
Y es increíble que ellos se hayan reunido para reclamar por ello.
¡No tienen vergüenza!
Que en cada ciudad existan más Notarías es esencial; que los Conservadores de Bienes Raíces lo sean de una sola ciudad…es más esencial.
Terminar con el monopolio y colusión notarial y de conservadurías…permitirá a la gente pagar lo que es justo…No más.

lunes, 19 de diciembre de 2011

EL PEOR ESPAÑOL DEL MUNDO

Por Camilo Marks
(Columna de opinión publicada en Cooperativa.cl)
Sobre la necesidad de hablar inglés como herramienta indispensable para el trabajo y el triunfo social y económico se ha vociferado tanto, se ha escrito tanto y se han dicho tantas tonterías, que una nube espesa de asentimiento sobrevuela por encima de ese acuerdo tácito que impide cualquier debate: nadie lo discute, es un dogma.
Sin embargo, en países como España, Italia, Francia, Grecia o Alemania, un porcentaje que va del 63% al 90% de la población desconoce íntegramente alguna lengua extranjera y el interés por aprenderla es nulo.
Muchos problemas tendrá la Unión Europea, pero en materia intelectual sigue a la vanguardia del mundo. En Estados Unidos, por el contrario, hay una creciente demanda para estudiar español, lo que es natural, ya que en pocos años la lengua de Cervantes predominará sobre todas las otras en dicho estado.
Hace un tiempo, Neill Davidson, ciudadano británico residente en Chile, en un castellano envidiable, opinó en “El Mercurio” que bastaba y sobraba con las 100 mil personas que dominan el inglés para las escasas necesidades del país; la columna era irrebatible e incluso comprobaba que esa cantidad de gente era excesiva para la real eficacia, en suelo patrio, de ese idioma.
Hoy día, deben saber inglés unas 200 mil almas, de lo que se deduce que de poco o nada les sirve a muchos de ellos.
Ese inteligente análisis pasó desapercibido por la época en que fue escrito: se hacía mofa de la entonces ministra de Relaciones Exteriores, Soledad Alvear, por su mal manejo del inglés (como si los dirigentes estadounidenses fueran políglotas), un miembro del gabinete anunció que en poco tiempo Chile sería trilingüe, pues el mandarín se incorporaría a las escuelas, la euforia economicista vivía su apogeo y se vaticinaba nuestro inminente ingreso al club de las naciones desarrolladas.
La insondable crisis de la educación, que este año quedó al desnudo, ha apagado un poco la manía anglófila. Pero no del todo. Los diarios y revistas, la propaganda, las voces autorizadas, los que poseen tribuna abogan por la perentoriedad del inglés como instrumento fundamental para avanzar…en lo que sea.
Es una perogrullada expresar que para conocer otro lenguaje, primero es imprescindible tener un conocimiento acabado del nativo. El castellano que se habla y escribe en Chile debe ser el peor del orbe.
Excluidas las radios y la televisión, donde se emite una jerigonza ininteligible, los medios escritos, casi sin excepción, dan cuenta de esta ruina: faltas ortográficas espantosas, errores básicos de sintaxis, que hacen incomprensibles los textos, disparates léxicos, solecismos, barbarismos, idiotismos y muchas otras falencias, convierten a nuestros rotativos en especímenes de una decadencia lingüística sin precedentes.
Tenemos páginas enteras elaboradas por periodistas sin la más mínima conciencia idiomática o por presuntos especialistas que no distinguen lo más elemental de nuestra gramática.
No es raro que así sea dada la nula importancia del ramo de Castellano, que ahora se imparte con varios nombres y de la forma más acelerada, sin lecturas, sin composición, sin escritura.
Antes de la PAA, reemplazada por la PSU, era una asignatura esencial y todo aquel que rendía Bachillerato, debía pasar rigurosos exámenes de comprensión y ser capaz de escribir de una manera decente.
Lo mismo ocurría con inglés y francés, que se enseñaban por 6 años, y quienquiera quisiese ingresar a la universidad, debía demostrar su aptitud en uno de esos lenguajes.
Paradójicamente, a mediados de los 60, todo el que podía dar el paso a la universidad, si no dominaba una lengua extranjera, al menos algo sabía de ella.
Cinco décadas después, ningún estudiante que se matricula en institutos superiores conoce el español básico.
Ni qué decir tiene, el inglés o el ya extinto francés están abolidos del ámbito cognitivo de los jóvenes que se embarcan en competitivas o superfluas carreras.
Los colegios privados, con matrículas prohibitivas, excluyentes, de importancia reducidísima, son la excepción a esta regla. Con todo, se trata de una excepción relativa: no se ha comprobado la permanencia del aprendizaje de idiomas y es probable que con la falta de uso, lo aprendido se pierda con celeridad.
En resumen, los que obtienen la licencia secundaria no saben un ápice de castellano ni, mucho menos, de inglés.
¿Con qué ropa, entonces, se pretende que la totalidad, la mayoría o una porción importante de la población chilena sepa el idioma de Shakespeare, Dickens o las hermanas Brontë?
Porque los anglómanos están lejísimos de preconizar la lectura y el estudio de la literatura británica o norteamericana. Tampoco experimentan ninguna curiosidad por la historia, la filosofía, la antropología o cualquier disciplina ligada con las humanidades y por los egregios nombres de esas esferas provenientes de Inglaterra o Estados Unidos.
Nada de eso. Los partidarios de meter el inglés con camisa de fuerza proclaman que es trascendental para hacer negocios. ¿Qué negocios?
¿Minería, comercio exterior, agricultura, pesca u otras industrias?
¿Cuántos laboran en estas actividades? Una fracción mínima de chilenos que, tal vez, chapurrean en otro idioma y tal vez apenas se dan a entender en español.
El resto, empleados públicos, obreros, artesanos, trabajadores del campo, dueñas de casa, vendedores ambulantes, mendigos, presos y un largo etcétera, o sea, la inmensa mayoría, deben contentarse con ingresos miserables y hacer frente a lo que es vivir en la desigualdad extrema.
¿Mejoraría su situación si aprenden inglés?
La última pregunta es tan ridícula como los ejemplos con los que se suele ilustrar la trascendencia de ese lenguaje: es obligatorio en Singapur, con dos millones de habitantes que se entienden en malayo o en Suecia, con escasa densidad demográfica y uno de los estándares más altos del planeta.
Si queremos adquirir cualquier tipo de formación cultural, comencemos por el castellano. Mucho después, podríamos aventurarnos en lenguas distintas, aun cuando jamás de los jamases seremos un país bilingüe.
Camilo Marks
Nota del autor :(En este artículo, español y castellano son sinónimos).

jueves, 15 de diciembre de 2011

LA REBELIÓN DE LOS PEONES

de Andrés Antonio Alburquerque Fuschini, el jueves, 15 de diciembre de 2011 a la(s) 11:53
Este equipo de la “U” encandila con sólo una estrella en la cancha; los demás son gregarios que corren y corren al servicio de una causa, controlados por la batuta de un técnico que no aspira sino al sueño de todo entrenador: hacer jugar a todos en su máximo nivel y potencial.

Lo de Johnny Herrera hace algunas semanas fue una más de sus patochadas: que a todos estos jugadores de Universidad de Chile ya se los querrían Colo Colo o la UC, dijo el arquero, de excelente campaña este año. Permítame discrepar absolutamente: salvo Eduardo Vargas, los demás no pasan de ser buenos jugadores e, incluso, algunos son simples obreros al servicio de una gran obra de ingeniería.

¿Qué tiene la “U” para ser el mejor del continente sin un gran despliegue técnico? Ingredientes de sobra en lo físico, anímico y táctico.
Cada uno de los muchachos corre -como diría Sergio Livingstone- una barbaridad. Lo de Matías Rodríguez es simplemente impresionante. Dueño de toda la franja derecha, se le ve sin distinción entre los zagueros y los atacantes, y aunque en esta última faceta su aporte es menor, su trabajo de cabeza gacha y pulmones abiertos termina siendo hasta emocionante.
La labor de Marcelo Díaz, un rescatado desde las tinieblas, es también digna de destacar. Con una confianza jamás alcanzada pues siempre fue suplente, el volante se cree tanto el cuento que ahora es capaz de acaparar los disparos de distancia, los tiros libres al área y hasta puede meter pases en cortada que antes no estaban ni en sus sueños. También es de los que corre sin pausas, como -la verdad- todos los que entran a la cancha.
Porque es ahí donde los azules destruyen a sus adversarios. La recuperación de la pelota es lo que se busca a ultranza, porque Jorge Sampaoli sabe que esa es la llave de la felicidad. La idea es tan antigua como sabia y difícil de conseguir: si el rival no tiene la pelota es imposible que nos haga daño. Por eso trabajan todos en quitar el balón lo más pronto posible y, ojalá, lejos del área propia. Así nacieron muchos goles de esta “U” que encandila por su sencillez y disciplina.
En este aspecto lo que ha hecho Charles Aránguiz (apellido ilustre para los azules de corazón) es para destacar. De paso sin gloria por Colo Colo, en esta “U” parece haber encontrado el equilibrio perfecto, pues representa el Ying y el Yang del equipo. Si él anda bien, la “U” despedaza sin compasión; en caso contrario, le cuesta más. Y si de igual forma el equipo consigue la victoria es porque en este cuadro casi nadie es imprescindible.
Cercanos al ideal alcanzado por España en el Mundial (con tres o cuatro figuras fue lejos el mejor equipo por su despliegue físico y táctico) y parientes pobres del Barcelona y sus millones y figuras rutilantes, los azules no le temen a nada ni a nadie. Capaces de golear a Flamengo a domicilio y pasearse ante LDU en la finalísima (perfectamente pudo jugar sin arquero), el conjunto modelado por Sampaoli sabe que su fortaleza está en la verticalidad de sus ataques, en el traslado rápido, en la pierna fuerte, en el corazón intacto. Y en el orden estratégico y táctico.
Porque esta “U” copa los sectores del campo; apura cuando tiene que apurar y se da el lujo de jugar sin armadores, sin “10”. Cuando juega, Lorenzetti se transforma en “nueve y medio”, detrás de los delanteros, a la caza de una pared equilibrada para que definan los que tienen que definir.
Y los que tienen que definir son esencialmente tres: Canales y sus lagunas; Castro y su casi insensato e inmaduro egoísmo, y Eduardo Vargas, que es el crack y que cuenta con los favores de todos para brillar. Rivarola, Gabriel Vargas y Gallego representan sólo la emergencia, porque para la “U” basta con la imaginación, rapidez y desparpajo de “Edu” y su toque de distinción.
En cuanto a lo anímico, nada nuevo. La “U” ha sido, es y será el equipo místico por excelencia del fútbol chileno. El que agota todas sus fuerzas, el que derriba paredes de tanto soplar y soplar, lo que unido a lo ya expuesto, da como resultado un equipo maduro y equilibrado, en donde todos juegan en su nivel máximo (que lo diga José Rojas, eterno soldado raso ahora pretendido por clubes extranjeros, según se comenta) y que pasó por arriba de todos en esta Sudamericana, con una campaña portentosa digna de la más envidiable obra de ingeniería.
Una obra inmensa y admirable, que cuenta con un capataz de lujo (Sampaoli y su bien estudiada humildad), un especialista en los trabajos de terminación perfecta (Vargas) y 10 peones que se sacrifican de sol a sol, que no se achican ante ningún desafío y que se rebelaron contra 84 años de zozobras y frustraciones para poder degustar los manjares más dulces de la gloria.
Andrés Antonio Alburquerque Fuschini

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Pablo de Rokha es Dejado Fuera de los Grandes Poetas


Por José G. Martínez Fernández.
Merecido el Premio Cervantes a Nicanor Parra, el poeta-antipoeta, que escribe una poesía maravillosa, llena de estrellas misericordiosas y alegres a la vez; muy fáciles de digerir y que asemeja, al final, una constelación casi fabularia.
Alguna enseñanza hay en el poeta chillanejo.
Chillán ha sido pródiga en entregarnos grandes hombres y mujeres a Chile. Claudio Arrau, el maestro del piano; Ramón Vinay, el cantor lírico extraordinario; Violeta Parra, cantautora genial, hermana de Nicanor y, fuera del mundo del arte, el Libertador de la patria: Bernardo O’Higgins, admirado precisamente por Parra y por Neruda, Mistral y Pablo de Rokha.
Merecido el Premio Cervantes a Nicanor Parra, repetimos.
Pero en un reciente artículo sobre lo mismo don José Miguel Ibáñez Langlois (Ignacio Valente), quizás el crítico literario chileno de mayor valía después de las muertes de Hernán Díaz Arrieta (Alone) y Ricardo Latcham, ha escrito un artículo sobre lo que llamó “Los Cuatro Grandes de la Poesía”.
Citó a Neruda, a Mistral, a Huidobro y a Parra.
Nadie –reitero- va a negar los méritos del autor de “Poemas y Antipoemas”, “Artefactos”, etc.
Grande Parra.
Pero la astucia de Valente ha sido dejar fuera a Pablo de Rokha.
¿Por qué no hablamos mejor, entonces, de “los cinco o seis grandes de la poesía chilena”?.
Más que astucia Valente ha manifestado desidia, demarcación clarísima, ha querido decir que la obra de Pablo de Rokha no tiene los méritos para estar entre los grandes de nuestra lírica.
En eso sigue el camino de Alone, en eso se acerca a todos aquellos críticos y autores de antologías que durante décadas negaron la valía lírica del gran poeta de Licantén… allá cerca de Curicó.
Dejar a Pablo de Rokha fuera de los grandes bardos chilenos de toda su historia es un insulto a los nuevos estudiosos y admiradores de la poética rokhiana.
Contar los méritos de este poeta es tarea larga, tan larga como son sus principales libros.
Yo siento en el alma el golpe que Valente ha dado a los que admiran la obra del poeta que luchó durante toda su vida contra diversos enemigos –visibles e invisibles- que le hicieron difícil la tarea de difundir su arte.
Él era editor de sus propios libros. Y además su vendedor. Iba de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, recorriendo cantinas, casas, plazas, para ofrecer su “mercadería”.
Harto difícil fue la vida de Pablo de Rokha.
Tras su muerte en 1968 –un suicidio anunciado- se empezó a darle la justa dimensión a su genio creativo.
Bien merecido el Premio Cervantes a Parra, reiteramos otra vez.
Pero, por favor, si queremos hablar de los grandes hitos de la poesía chilena no olvidemos a Pablo de Rokha, maestro insigne, de quien León Felipe, el gran bardo de España, dijo que el chileno era el poeta en lengua hispana más importante del siglo veinte.
José G. Martínez Fernández

jueves, 1 de diciembre de 2011

Putas y periodistas

Del Blog de David Jiménez

Mi periódico pidió años atrás una colaboración a Camilo José Cela y el Nobel español dijo que lo haría por una cantidad de dinero. Cuando desde la redacción trataron de regatear el precio, su respuesta fue enviar el folio gratis y concluir el artículo diciendo que los escritores son como los toreros y las putas, “que pueden torear en festivales o joder de capricho, pero sin bajar los precios jamás”.
La anécdota viene a cuento porque se está poniendo de moda entre los medios españoles pedir artículos, fotografías y vídeos a cambio de nada. Se asume que los periodistas estamos tan desesperados como para trabajar de balde, quizá con la esperanza de que el cliente quede satisfecho con el servicio y vuelva a por más.
Sólo que no vuelve o lo hace con las mismas condiciones.
El dinero que ofrecen los que sí pagan se ha reducido a cantidades tan indignas, tan desvinculadas del esfuerzo o el mérito del trabajo, que dan ganas de responder a lo Cela. No enviando el artículo gratis, sino al editor de turno a la mierda. Y los hay que se frotan las manos ante la implantación del periodismo de bajo coste, cabe pensar que porque no leen sus propias publicaciones. ¿Es posible que no hayan caído en que los periodistas, como las líneas aéreas, terminan ajustando la calidad del servicio al precio? ¿Que se les está forzando a producir periodismo de charcutería para sobrevivir?
Lo cuento desde la confortable distancia. Tuve la fortuna de arrancar en el oficio en una época de bonanza. Mi periódico, El Mundo, siempre me ha tratado bien. Pero los medios no pueden hacerse sin los buscavidas del oficio, los colaboradores y reporteros a la pieza que se fajan por conseguir las mejores historias y fotografías, porque les va el desahucio en ello. Hacen mejores a los que nos hemos acomodado en la nómina. Al medio al que se ofrecen. A la profesión.
Por eso es tan injusto que cientos de ellos lleven meses sin cobrar o que se les sugiera que trabajen gratis, diciéndoles que su trabajo no vale nada. “Es la crisis”, dice la canción que sale de los despachos. Aunque nadie recuerda que en tiempos mejores alguien descolgara el teléfono para decir: “Oye, va todo tan bien que hemos decidido pagarte el doble por el último reportaje, ese en el que casi te vuelan la cabeza en Kandahar”.

La crisis sirve para faltar el respeto a los profesionales y a los lectores. Para enviar a la gente a cubrir guerras sin un seguro. Para pedir que se escriba del Congo desde Alcobendas, sin dejar de enviar a tres reporteros a cubrir un partido de fútbol y a media redacción a la última boda de la tontocracia. La crisis sirve para despedir a veteranos del oficio que solían hacer una cosa bien (PERIODISMO) y sustituirlos por jóvenes más baratos y explotables que hacen cinco al mismo tiempo, ninguna periodismo.
Solía decirles a los futuros reporteros que habían elegido la mejor profesión del mundo. Una con mucha precariedad, cierto, pero también una de las pocas que no conocen el paro. “Nadie sabe de una gran exclusiva o reportaje que no se haya publicado”, dije en alguna facultad. “Coge la maleta, vete a un lugar del mundo donde estén pasando cosas y empieza a contar historias. Lo peor que te puede pasar es que aprendas, de periodismo y de la vida”.
Por primera vez dudo de la validez del consejo. ¿Irse dónde si cada vez interesa menos lo que pasa más allá del vecindario y la pelea de gallos que es la política nacional? ¿Vender qué historias si el dinero que se ofrece no paga el taxi, difícilmente el recibo de la luz? ¿A aprender qué si lo que se pide desde muchas redacciones es rapidez y cantidad, despreciando la calidad?
Quizá Cela tenía razón y los periodistas están destinados a ser como las putas: trabajando sin horario ni garantías, a menudo de noche, ofreciendo sus servicios al mayor número de clientes posible y soportando a los aprovechados que tratan de regatear los precios o intentan que el servicio les salga gratis, prometiendo traer dinero y respeto en una próxima visita. Sólo que no vuelven o lo hacen olvidando ambos. Otra vez.

LA INCONSECUENCIA DE ALGUNOS POETAS CHILENOS

Por José G. Martínez Fernández.
Para muchos poetas jóvenes chilenos el referente no ha sido Pablo Neruda, poeta enorme en su canto épico y en su poesía intimista, pero muy mediocre en gran parte de su poesía política: Canto a Stalingrado, El Pueblo lo llama Gabriel, y otros “poemas” que culminaron en su peor libro: INCITACIÓN AL NIXONICIDIO, publicado en plena Unidad Popular, donde el Nobel de Literatura dijo del MIR (entonces una de las facciones más avanzadas de la izquierda chilena) que era similar a PATRIA Y LIBERTAD, la agrupación fascista que ayudó a realizar la siniestra obra de Pinochet, de la cual la "Democracia Chilena" -desde don Pato hasta Piñera- aplica AÚN en gran medida.
Por su dependencia de la URSS don Pablo hizo esto y otras cosas...y por ello -y por sus diferencias personales- marcó distancia del otro gran Pablo...Pablo de Rokha.
Y éste también cayó, muchas veces, en una poética en que aparecen denigrados León Trotsky y otros líderes revolucionarios.
No sé porque pienso que si hubiese otra vida y en ella se encontraran ambos poetas, se reconciliarían y bajarían de su pedestal a ciertos políticos que ellos, en algún momento, admiraron y quienes le hicieron tanto daño a la sociedad y, en cambio, darían su justo espacio a los consecuentes.
Obviamente no a González Videla, en el caso de Pablo Neruda, porque aunque el
poema no es ninguna obra de arte, al menos es muestra de una verdad sobre quien traicionó a los comunistas chilenos en la década del cuarenta del pasado siglo.
En Chile se han equivocado muchos poetas y de los grandes.
Los dos citados y otros.
Sólo recordaré dos de los otros grandes: Julio Barrenechea y Braulio Arenas (a quien conocí personalmente). Ambos Premios Nacionales de Literatura. Ambos fueron en su juventud hombres de izquierda. Cuando se hicieron viejos cambiaron totalmente. Barrenechea se hizo pinochetista. Igual sucedió con Arenas.
Y ello también ocurre HOY con el académico y poeta Bruno Vidal. En su juventud perteneció al MIR. Ahora es un ardiente defensor de la dictadura y ha compuesto poemas para el Tirano y para su mano derecha: el criminal Manuel Contreras. Verdaderos elogios y justificaciones de las masacres de la dictadura.
Ahora hay poetas por estos bandos que, habiendo flagelado su cuerpo en nombre del marxismo, hacen lo mismo que los citados. Perfectos socialdemócratas e incluso derechistas.
Son pocos, pero existen.
Esperemos que no se dé en los más nuevos; pero la lógica histórica dice que ocurrirá. Con algunos.
Sin embargo también están los consecuentes. Los que no cambian su crítica al sistema y mantienen sus principios hasta el final de sus vidas.
Mueren con las manos arriba apuntando a la injusticia…no transando.
José G. Martínez Fernández