por José G. Martínez Fernández.
Admirable como poeta y como narrador Óscar Castro es un rancagüino universal. Su bella sensibilidad -construida con luces innumerables- nos emociona, nos conmueve. No puede ser de otra manera.
Hace ya varios días -el uno de noviembre- se cumplió un año más de la muerte de Óscar Castro Zúñiga, el genial escritor de Rancagua.
Entender la narrativa y la poética de este gran literato no es difícil. Escribir tan sencillamente requiere de un talento y una sensibilidad muy peculiar, cosas que Castro poseía "a granel".
Desde mi pubertad admiré yo a Óscar Castro. Su cuento LUCERO me estremeció allá en un liceo de Arica; luego otros de sus relatos se nos pondrían ante nuestros ojos gracias al maestro de Castellano.
Y luego vendría su poesía. Ese mundo alto y bello que Castro edificó con los temas más comunes y más admirables: el amor, la tierra, la vida y la muerte.
Aquellos poemas hechos canciones -muchos años después de su muerte- nos emocionan hasta hoy. Y seguirán emocionando a otros.
¡Qué grandeza la del rancagüino! ¡Cuántos soles tenía en su corazón! Admirables soles que nos recuerdan un poema bellísimo de Manuel Machado.
Surgido a la luz de Federico García Lorca (quien influyera en su poética), recibió también el influjo de Juan Ramón Jiménez, sin dejar de ser, por ello, el gran creador de su propia poesía.
Nacido en 1910 se fue de fue de este mundo en 1947, es decir cuando sumaba escasos 37 años, pero dejó varias obras que son el deleite de millares de estudiantes chilenos y extranjeros, porque un escritor de la armadura de Castro es un autor universal.
En la cuprífera y agrícola Región del Libertador Bernardo O'Higgins -quien creó la Patria en 1818 y no 1810; por lo que nos faltan 8 años para festejar el real Bicentenario de Chile- Óscar Castro es el segundo hombre más célebre de Rancagua, precisamente tras El Libertador, a quien el poeta le dedicara uno de sus textos, con la emoción y admiración que el gran bardo tenía por el Padre de la Patria.
Por ello hablar de Óscar Castro hoy es de una singular importancia. Su narrativa y su poesía siguen muy vigentes.
El siguiente es uno de los poemas más célebres de aquel hombre que es el orgullo no sólo de Rancagua, sino que de todo Chile:
PARA QUE NO ME OLVIDES
Yo me pondré a vivir en cada rosa
Y en cada lirio que tus ojos miren
Y en todo trino cantaré tu nombre
Para que no me olvides
Si contemplas llorando las estrellas
Y se te llena el alma de imposibles,
Es que mi soledad viene a besarte
Para que no me olvides
Yo pintaré de rosa el horizonte
y pintaré de azul los alelíes
y doraré de luna tus cabellos
para que no me olvides.
Si dormida caminas dulcemente
por un mundo de diáfanos jardines,
piensa en mi corazón que por ti sueña,
para que no me olvides.
Y si una tarde, en un altar lejano,
de otra mano cogida, te bendicen,
cuando te pongan el anillo de oro,
mi alma será una lágrima invisible
en los ojos de Cristo moribundo
¡Para que no me olvides!
Óscar Castro es autor de los poemarios Camino en el alba (1938); Reconquista del hombre (1944) y otros, algunos de ellos publicados póstumamente. En narrativa sus libros mayores -todos publicados después de su muerte- son: Llampo de sangre (1950); La vida simplemente (1951), entre otros.
FUENTES:
1.- cienpoemaschilenosclaves.blogspot.com
2.- Otras.
Admirable como poeta y como narrador Óscar Castro es un rancagüino universal. Su bella sensibilidad -construida con luces innumerables- nos emociona, nos conmueve. No puede ser de otra manera.
Hace ya varios días -el uno de noviembre- se cumplió un año más de la muerte de Óscar Castro Zúñiga, el genial escritor de Rancagua.
Entender la narrativa y la poética de este gran literato no es difícil. Escribir tan sencillamente requiere de un talento y una sensibilidad muy peculiar, cosas que Castro poseía "a granel".
Desde mi pubertad admiré yo a Óscar Castro. Su cuento LUCERO me estremeció allá en un liceo de Arica; luego otros de sus relatos se nos pondrían ante nuestros ojos gracias al maestro de Castellano.
Y luego vendría su poesía. Ese mundo alto y bello que Castro edificó con los temas más comunes y más admirables: el amor, la tierra, la vida y la muerte.
Aquellos poemas hechos canciones -muchos años después de su muerte- nos emocionan hasta hoy. Y seguirán emocionando a otros.
¡Qué grandeza la del rancagüino! ¡Cuántos soles tenía en su corazón! Admirables soles que nos recuerdan un poema bellísimo de Manuel Machado.
Surgido a la luz de Federico García Lorca (quien influyera en su poética), recibió también el influjo de Juan Ramón Jiménez, sin dejar de ser, por ello, el gran creador de su propia poesía.
Nacido en 1910 se fue de fue de este mundo en 1947, es decir cuando sumaba escasos 37 años, pero dejó varias obras que son el deleite de millares de estudiantes chilenos y extranjeros, porque un escritor de la armadura de Castro es un autor universal.
En la cuprífera y agrícola Región del Libertador Bernardo O'Higgins -quien creó la Patria en 1818 y no 1810; por lo que nos faltan 8 años para festejar el real Bicentenario de Chile- Óscar Castro es el segundo hombre más célebre de Rancagua, precisamente tras El Libertador, a quien el poeta le dedicara uno de sus textos, con la emoción y admiración que el gran bardo tenía por el Padre de la Patria.
Por ello hablar de Óscar Castro hoy es de una singular importancia. Su narrativa y su poesía siguen muy vigentes.
El siguiente es uno de los poemas más célebres de aquel hombre que es el orgullo no sólo de Rancagua, sino que de todo Chile:
PARA QUE NO ME OLVIDES
Yo me pondré a vivir en cada rosa
Y en cada lirio que tus ojos miren
Y en todo trino cantaré tu nombre
Para que no me olvides
Si contemplas llorando las estrellas
Y se te llena el alma de imposibles,
Es que mi soledad viene a besarte
Para que no me olvides
Yo pintaré de rosa el horizonte
y pintaré de azul los alelíes
y doraré de luna tus cabellos
para que no me olvides.
Si dormida caminas dulcemente
por un mundo de diáfanos jardines,
piensa en mi corazón que por ti sueña,
para que no me olvides.
Y si una tarde, en un altar lejano,
de otra mano cogida, te bendicen,
cuando te pongan el anillo de oro,
mi alma será una lágrima invisible
en los ojos de Cristo moribundo
¡Para que no me olvides!
Óscar Castro es autor de los poemarios Camino en el alba (1938); Reconquista del hombre (1944) y otros, algunos de ellos publicados póstumamente. En narrativa sus libros mayores -todos publicados después de su muerte- son: Llampo de sangre (1950); La vida simplemente (1951), entre otros.
FUENTES:
1.- cienpoemaschilenosclaves.blogspot.com
2.- Otras.