jueves, 31 de enero de 2013

JÓVENES POETAS OLVIDADOS EN ARICA Y EN EL NORTE CHILENO

Por José G. Martínez Fernández.

De 1965 a 1970 existió un pequeño movimiento poético protagonizado en Arica por cinco muchachos de entre 15 y 20 años.
Hoy tres de ellos están prácticamente olvidados en Arica y en el norte chileno..
Sólo Florencio Faúndez y quien escribe este artículo seguimos publicando nuestra poesía.
En esos años escribía y ganaba varios premios en los concursos de liceos y de la Universidad del Norte María Angélica Molina.
Esther Muñoz también había ganado un premio en la Universidad del Norte, donde yo obtuve el premio más importante en poesía en el concurso de 1966.
Jorge Bellet Pacheco obtuvo un Premio Especial debido a que ya era un autor reconocido por haber publicado un libro, ALMA TE BUSCO, siendo casi un niño.
Todos éramos estudiantes secundarios.
En 1967 me reuní con María Angélica y le conté la idea de hacer públicos nuestros trabajos.
Todos teníamos premios literarios, pero ningún poema publicado.
Pero carecíamos de dinero para hacer la publicación.

María Angélica reunió la mayor suma entre dueños de tiendas y yo conseguí dos auspiciadores: un aviso de una casa de discos ubicada en 21 de Mayo y otro aviso de la tienda de Lionel Valcarce.
Con ese dinero publicamos un folleto con poemas de Molina, de Muñoz y míos. El prólogo lo hizo Manuel Lagos del Solar, poeta y director de Radio El Morro.
Luego de ello en la misma radio, Hahn, Cortínez y Margery, dedicaron un programa completo a nuestra publicación. Los tres eran profesores de la Universidad de Chile, Sede Arica. Fue un gran espaldarazo para autores que íbamos de los 16 a los 18 años.
Lo mismo hicieron el diario matutino LA CONCORDIA y el vespertino LA DEFENSA y otros medios. 
Incluso se conoció en algunas ciudades del norte de Chile.
SERIE POÉTICA se llamó el folleto. Folleto de muy pocas páginas. Era julio de 1967.

En aquel momento gobernaba Chile don Eduardo Frei Montalva y era gobernador de Arica don Adrián Barrientos, con quien dialogaría tiempo después en un cambio de folio en el diario LA CONCORDIA al ser presentado a él por su director Raúl Garrido García..
En la Alcaldía de la Municipalidad estaba Elena Díaz Hevia y entre los regidores: José Solari, Eduardo Pérez, Alberto Koch Sologuren y Luis Blanco Carvajal. A los otros dos no los recuerdo ahora.
Luis Blanco Carvajal era el hombre que más impulsaba la cultura desde su puesto.
Luego publicamos un segundo, un tercer y un cuarto número y, por razones económicas, no pudimos seguir adelante.
En esas ediciones se agregaron los nombres de Florencio Faúndez (era el de mayor edad con sus jóvenes 20 años) quien había ganado un importante premio en la Universidad del Norte y Alberto Yuri Rivera (el de menor edad con sólo 15 años), quien había sido galardonado en un concurso de la Municipalidad ariqueña.

En esos años (1967-1968) no existían organismos que se preocuparan de financiar estos esfuerzos.
Sólo Luis Blanco Carvajal exponía a través de diarios y en conversaciones con nosotros que la poesía de Arica merecía la atención y el apoyo de las autoridades.

SERIE POÉTICA feneció en 1968.

Sumando: en los cuatro números de la publicación aparecieron cinco nombres: María Angélica Molina, Esther Muñoz Cárdenas, Florencio Faúndez Saavedra, Alberto Yuri Rivera y quien esto escribe.
Luego de esa aventura Molina, Muñoz y Yuri, que yo sepa, no volvieron a publicar.

Un día Esther Muñoz, allá en Arica, me dijo que ya no escribía.
Molina y Yuri se fueron a Santiago. A ambos los vi por casualidad en algún lugar de la capital en fechas muy distantes.
María Angélica me invitó a la casa en que vivía y me señaló que volvería a escribir poesía y que publicaría, que sus creaciones, eran parte fundamental de su ser.
Nunca, sin embargo, que yo sepa, volvió a publicar.
A Alberto Yuri lo vi mucho tiempo después, también en Santiago, como ya señalé. Me dijo que ya no estaba en ello.
Era director de un colegio y por esos días se iba a casar. Recuerdo muy bien que no me invitó a su matrimonio.

Han pasado ya MUCHOS AÑOS de esos encuentros finales (finales, porque no he visto a los tres en décadas) y ninguna noticia tengo de que hayan publicado.

En la tierra madre, en que nacieron como poetas, Molina, Muñoz y Yuri son como espectros de una linda etapa de juventud.

Todos ellos están, ahora, olvidados en nuestra ciudad. Sólo los que fuimos sus cercanos, familiares y unos pocos más, saben que ello marcaron una breve etapa en la historia lírica de Arica.

De haber seguido la ruta de la poesía, estoy seguro, que, al menos, uno de los tres sería una importante figura de la lírica nortina.

Todos ellos eran púberes. Tenían mucho destino.

Ah, el tiempo…más de cuarenta años y los poetas citados, mis amigos, ya no figuran en la gran poesía de Arica cuyas cabezas más relevantes, hoy, son Luis Araya Novoa, Rodolfo Kahn y el mismo Florencio Faúndez.

Recuerdo que formamos el grupo de poesía Carlos Pezoa Véliz y que, mediante nuestra gestión y el gran apoyo del regidor Luis Blanco Carvajal, se consiguió que una calle de Arica llevara el nombre del gran poeta chileno.

Bordeando el río San José está ese nombre grande de las letras nacionales.

Yo, desde la nostalgia, recuerdo siempre a los tres amigos poetas señalados. ¿Qué será de ellos? ¿Dónde marcarán ahora sus pasos y sus palabras?

domingo, 6 de enero de 2013

ÓSCAR CASTRO ZÚÑIGA,

TU MUSA TE ACOMPAÑA EN LA INMORTALIDAD

Por José G. Martínez Fernández.


Noticiero nocturno de la red Región O’Higgins de TVN, viernes 28 de diciembre de 2012, informa de la muerte de Ernestina de las Mercedes Zúñiga Verdugo, más conocida como Isolda Pradel, esposa de Óscar Castro, célebre poeta y escritor chileno.
Y cuya fama se hace mayor al musicalizarse, hace ya décadas, algunos poemas, entre los que destaca PARA QUE NO ME OLVIDES, dedicado precisamente a Isolda Pradel, quien fuera la gran musa del famoso rancagüino.
Poeta ella misma Isolda prosiguió con la tarea de mantener viva la memoria de Castro, luego que éste muriera a los 37 años (en 1947).
Isolda falleció el 27 de diciembre reciente: es decir 65 años después de su marido. La noticia ocupó titulares de prácticamente todos los medios periodísticos locales.

Yo conozco Rancagua, pero no en forma muy amplia, ya que he vivido en ella sólo unos meses. Averigüé sobre los cementerios de esta ciudad. De los antiguos están el 1 y el 2. Si se trataba de una figura vital de la historia de Rancagua era indudable que estaba sepultado en el primero, me dijo un antiguo residente de la ciudad.
Está ubicado en Alameda Libertador Bernardo O’Higgins entre Rubio y Allendes. Todo el frente que da a Alameda tiene esas puertas clausuradas. Muchos muros están quebrados y algunos sin su parte superior y, también quebrados, a causa del terremoto de 2010.
Tuve que entrar por la puerta de la calle Allendes. La primera cuadra de la necrópolis tiene el nombre de Óscar Castro, indicador inevitable que allí debía estar la tumba del poeta. Seguí el camino recto y allí, al fondo, antes de unos trabajos de reparación del cementerio, había una improvisada pérgola y bajo ella un piano, un micrófono, algunas coronas.
Rondé el espacio. La tumba está en tierra. Se había abierto un espacio al lado del ocupado por Castro y sobre el refugio del poeta inmortal estaba, por el momento, la lápida que acompañará a Isolda.
Tras ese espacio de tierra hay una enorme piedra que abarca todo el espacio final de la tumba. Y en esa piedra hay una vid que ya tiene racimos de uvas en estado verde y las ramas de esa vid se doblan dirigiéndose al otro extremo de la piedra. Sobre esa piedra se ha puesto un cuarteto del poeta Castro y su año de nacimiento, 1910, y de muerte, 1947.

Es muy natural, bella y sencilla la tumba. Sencilla como sus dos habitantes.

Óscar Castro fue un poeta de honda marca social en su poesía. No sólo escribió poemas de amor, sino también poemas sociales y, a veces, en muchos de ellos se cruzan ambos temas.
¡Qué no decir de sus principales novelas: verdaderos mapas de denuncias de injusticias!
LA VIDA SIMPLEMENTE, LLAMPO DE SANGRE y otras obras señalan al escritor comprometido contra la injusticia.
Los estudiantes de Chile bien reconocen, hasta ahora, con sus lecturas, la obra del enorme rancagüino.

Llegué al lugar exacto de la tumba de tierra, con un espacio descubierto para recibir a Isolda a las 11, 15…
El cortejo fúnebre apareció a las 11, 30 horas.
Antes y durante la llegada del funeral, había un equipo musical que lanzaba las notas de algunos de los poemas de Castro, entre ellos el dedicado a Isolda: PARA QUE NO ME OLVIDES, el que se podía escuchar constantemente.
La música solamente cesó cuando empezó el momento de los oradores.

El primero fue un médico que pertenece al grupo de LOS INÚTILES
Entre los posteriores oradores estuvo Nelson Carrizo, poeta de Rancagua.
Un joven cantó un poema de Castro…

Isolda Pradel fue bajada a tierra para quedar al nivel de su amado.

Al final ocurrió el pago de Chile, de eso tengo la sensación.
Yo me imaginaba una banda musical que antecediera el funeral, por su calidad de poeta, por inspiradora amada y por el trabajo continuo de mantener viva la memoria de un gran poeta y novelista chileno que, por sus propios méritos literarios, está presente desde Arica a Punta Arenas.
No existió esa banda. Y ¿saben cuántas personas fueron al funeral?
No más de cien.

El pago de Chile para una mujer iluminadora del amor poético y poeta ella misma.

J. M. F.