Por José Martínez Fernández
Manuel Scorza es uno de los grandes novelistas y poetas que ha producido el Perú.
Además Scorza fue un importante luchador social que estuvo en los mismos espacios en que se desarrollan varias de sus novelas, en especial la célebre REDOBLE POR RANCAS.
Por otra parte hizo el papel de editor publicando, entre otros, al enorme pensador marxista peruano José Carlos Mariátegui.
En 1961 fue el líder de la protesta contra los constantes crímenes de campesinos en los Andes Centrales del Perú -la zona de Pasco- donde la empresa minera Cerro de Pasco Corporation, con la complicidad de las autoridades de la zona, iban a ser desalojados de sus terrenos.
Pasco no era sólo una rica zona productora de cobre, sino que -además- lo era de zinc, de plata y de plomo. Pero el campesinado vivía de lo que ancestralmente lo había hecho, de la pequeña agricultura y la crianza de animales...todo en menor escala.
Pero las autoridades le hacían la vida imposible...sólo querían abrirle espacios a la minera extranjera y, para ello, necesitaba que los indígenas abandonaran esas tierras. Hacían cercos, lo que impedía que las ovejas y otros animales pastaran libremente, como había ocurrrido por decenios.
Entonces los animales se morían de hambre y los campesinos ya no tenían que comer.
Además, en un acto irracional, las autoridades hicieron degollar muchas ovejas para demostrarle al pueblo indígena que el poder era de la autoridad.
Además el juez de primera instancia del lugar que usaba un apellido falso, Montenegro, al mismo tiempo que les robaba lo que los campesinos producían les destruían lo que les restaba de sus cosechas.
Los ingenuos campesinos habían recurrido a plantear sus problemas al mismo juez de primera instancia, quien, en vez de hablarle de una solución, les insultaba y les agredía. El trato que le daba a esos hombres era como si fueran animales.
Además el individuo empezó a hacer que los cercos crecieran muchísimo más, lo construían los de la guardia civil, las mismas autoridades y hasta el párroco.
Todos esos actos hartaron al pueblo que, al final, decidió matar al juez. Para ello se reunieron y entre todos elegieron a Héctor Chacón, apodado el Nictálope, para cumplir lo indicado.
Enterados el juez y otras autoridades de ello y de la sublevación indígena que todo esto acarrearía se enviaron fuerzas armadas a la zona. Ellos poseían fusiles. Los indígenas tenían sólo piedras y palos y otras herramientas que eran todo su arsenal defensivo.
Llegadas a la zona las fuerzas armadas cundió el pánico entre la población. Los indígenas pretendieron conversar con el jefe de los hombres armados y para ello designaron a uno de los suyos para dialogar con un alférez.
Éste sólo atinó a decir que tenían que irse y que para ello iba a contar, lentamente, hasta diez. No escuchaba las palabras del representante de los campesinos. Cuando iba en la mitad de su cuenta el indígena advirtió que ardían las chozas, se quemaban plantaciones y se disparaba a las personas, como caían los hombres indefensos...y al contar el 10 el militar hizo un disparo mortal al representante de los campesinos.
Después el caos empeoró y sólo sombras y polvos inundaron el lugar.
Aquí Scorza introduce un importante espacio mágico cuando hace hablar a los muertos, quienes, conversando entre ellos, se cuentan lo que pasó, cómo habían visto asesinar a sus compañeros y de qué manera habían muerto ellos, algunos tras larga agonía.
Tras el enorme drama en esa zona a Héctor Chacón, el Nictálope, lo condenaron a veinte años de cárcel.
Todo ello pasaba en los años sesenta.
A los pocos años de llegar al poder el General Juan Velasco Alvarado, y al conocer la historia de ese valiente hombre, gracias a la obra de Scorza, le dio el indulto.
Con la entrada al gobierno del mismo General llegó la Reforma Agraria y, con ella, mayores espacios de libertad para los campesinos de todo el Perú.
Se dice que Velasco expropió a gusto y gana. MENTIRA. Todos los casos de expropiados que, al menos yo conozco, fueron beneficiados con otras tierras.
Sé del caso de una señora que vive en Tacna y que critica al gobernante...a su familia se le expropió grandes tierras, pero de escaso valor, camino a la sierra, y a cambio se les dio menos tierra, pero de gran valor por estar más cerca de Tacna, y ella sí reconoce esto.
Además es falso que pequeños agricultores hayan sido expropiados. Sé de casos en el Valle de Sama, cerca de la misma ciudad de Tacna. Habían parceleros que tenían más de cien héctareas. Ninguno de ellos fue expropiado.
Sé también del caso de una señora cuzqueña cuya familia aún mantiene varias decenas de héctareas en esa región.
A Velasco se le acusa de abusador...pero lo que hizo fue dar la tierra a quienes la trabajaban y a quienes hubo de expropiarles, les dio otras tierras...al revés de Chile en que Pinochet quitaba tierras desde medianos a pequeños propietarios sin entregar otras propiedades a cambio.
Claro que no hay comparación entre un Velasco benefector honesto y un Pinochet sátrapa y criminal.
La novela REDOBLE POR RANCAS ha sido traducida a más de caurenta idiomas, lo que, obviamente, permitió a millones de personas conocer la tragedia indígena de los años sesenta en los Andes peruanos.
La vida de Scorza es una vida de escritura y de lucha. Nacido en Lima en 1928 murió trágicamente, en accidente de aviación, en 1983.
Al igual que Vargas Llosa hizo estudios en el Colegio Militar Leoncio Prado.
Luego entró en la Universidad de San Marcos. Allí participa de debates políticos junto a la generación de jóvenes de ideas revolucionarias.
Se integra al APRA, partido entonces clandestino, y apoya a José Luis Bustamente y Rivero para la presidencia del Perú. El candidato es electo y el APRA deja la clandestinidad.
Pero en 1948 el APRA intenta un levantamiewnto revolucionario, célebre por la cantidad de asesinados en una sola ciudad, Trujillo, tierra del líder del partido Víctor Raúl Haya de la Torre, quien se refugia en una Embajada.
Scorza fue detenido, encarcelado y expulsado del Perú.
El General Manuel Odría se había hecho del poder.
Según el mismo Manuel Scorza, el levantamiento fracasó porque los líderes apristas los traicionaron. Él mismo tenía una misión importante y riesgosa: tomar el arsenal de guerra del Colegio Militar Leoncio Prado. Para ello debía llegar una orden, lo que nunca sucedió.
A sus veinte años empezó a vivir su exilio.
Argentina, Brasil, México, Centroamérica, fueron sus nuevos espacios de vida.
En 1954 ganó el primer, segundo y tercer premios en los Juegos Florales de la Universidad Nacional de México.
Dos años después regresó a Lima, y allí obtuvo el Premio Nacional de Poesía José Santos Chocano por su libro LAS IMPRECACIONES, que había publicado en el país azteca en 1954.
Manuel Scorza provenía de la clase económica más pobre del Perú. Su padre era mecánico y su madre era enfermera, labores que ejercían en Lima. Sin embargo, por problemas bronquiales de Manuel, se trasladaron a vivir a los Andes. En esa zona el clima le haría mejor al niño. Era 1934 y se establecieron en el pueblito de Acoria, en el departamento de Huancavelica, próximo a Lima.
Para sobrevivir los padres de Manuel Scorza pusieron una tienda y panadería en el pueblo. Allí entró al colegio a los siete años. En Acoria el futuro gran narrador, poeta y luchador social, vivió una experiencia horrible: casi se ahoga en el río.
Cinco años después regresaron a Lima. Allí el padre se estableció con un puesto de periódicos y revistas.
De inmediato Manuel se lanzó a leer diarios y revistas, en especial le gustaban las historietas y Leoplan, revista argentina, en las que leía, condensadas, grandes novelas.
Luego pasaría a preocuparse de la obra de Gorki, cuyo libro MIS UNIVERSIDADES, influyó en su decisión de dejar el Leoncio Prado. También leyó a otros autores rusos; y, además, a Flaubert y Balzac y a otros escritores mayores.
Todo aquel bagaje de lecturas, su inteligencia extraordinaria y su sensibilidad, lo llevarían a ser un hombre comprometido con los problemas sociales, los que jamás traicionó y por los que escribió tanto sus grandes novelas como sus maravillosos poemas.
José Martínez Fernández