Por José G. Martínez Fernández.
¿Ha leído usted los libros, crónicas o entrevistas de Pedro Lemebel, Luis Sepúlveda, Antonio Gil, Rafael Gumucio, Gonzalo Garcés, Fernando Vallejo e Isabella Santo Domingo, entre otros muchos autores de actualidad?
Alguien ha dicho por allí eso. Que estos autores no se acercarían a los diccionarios.
Tienen razón. Ninguno de ellos se aproxima al diccionario, salvo escasísimas ocasiones, porque saben el significado de cada término, porque son personas muy cultas.
Lo que sucede no es que ellos no sepan usar ciertas palabras, sino que el objeto de su lenguaje es atacar lo que podríamos llamar "un ente odioso, ofensivo o dañino". Obviamente esta libertad sólo es aplicable cuando se dan factores como los señalados o símiles.
Veamos algunas de las frases que usan tres de los autores citados y, ojalá no se le frunza el ceño a un caballero cano o a una dama cubierta de hipocresía.
1.- "El vibrador es el mejor regalo después de los 30". Isabella Santo Domingo. Isabella es escritora colombiana de enorme éxito en América Latina. Es autora de "Los caballeros las prefieren brutas".
2.- "Las damas (se decía) no usaban nada debajo. Y es verdad, no usaban nada. Se caían del caballo y quedaban culo al aire". Gonzalo Garcés, argentino, Premio Planeta de Novela.
3.- "Viejas de collar con cara de zorra fina, caballeros elegantes y estudiantes de university privé con sus pelos dorados y ese olor, lo peor de la burguesía es olor a ranciedad pitucona..."; "Casi me caí de la silla ante la insolencia de la vieja..."; "Salí de ahí medio mareado con ese olor a poto con perfume francés...". Pedro Lemebel. Lemebel es autor de varias novelas y libros de crónicas de gran éxito en Chile y en el mundo de lengua hispana. Varios de ellos están traducidos a otros idiomas.
Y fuera del mundo literario, tanto en el político como en otros espacios, incluso el eclesial existe ese lenguaje que hace tiritar a los que piden ir al diccionario.
Adolfo Zaldívar, frente a las críticas de personeros concertacionistas, llamó a tres de ellos: "lobos disfrazados de borregos democráticos".
Pero si AÚN se dice que los términos de los tres escritores y del político son incorrectos, vayamos a escuchar a un cura; cura que "no pasa" a ninguno de los escritores citados. Es el señor Jorge Medina: A las mujeres que se casaban de blanco, aunque habían tenido ya sexo, les pidió que podrían casarse vestidas de "perro dálmata".
¡Qué lenguaje, qué ordinariez, qué ausencia de buen castellano!, dirán los escandalizados; que, por suerte, son pocos; ya que también hay mucha gente que no se molesta por esto.
Pero como los primeros son tan escasos de cabeza, dirán: son sólo tres escritores de valor intermedio y un político y un curita ¡ay tan bueno, pero que se equivocó...sólo ahora!.
¿Saben que dijo Pablo Neruda cuando los escritores cubanos lo criticaron por ir a los Estados Unidos, luego de aceptar una invitación del PEN Club de Nueva York, en 1966?. Lo que señaló Neruda, molesto, meses después, en carta a Jorge Edwards, fue lo siguiente: "esos escritores se portaron como cabrones".
El enorme poeta que es Pablo Neruda llama CABRONES a quienes lo criticaron por esa visita a Estados Unidos. ¿No tenía derecho nuestro poeta a decir esa palabra? ¿Y las que lanzó contra su archirival, Pablo de Rokha, después que éste lo bombardeara de términos análogos?. Igual cosa hizo Vicente Huidobro en su guerra verbal contra ambos. LOS TRES GRANDES POETAS CHILENOS diciendo "palabrotas" o palabras no correspondientes a lo que significarían los términos, dirían los amantes del lenguaje "cursi" o "correcto".
Los conservadores cavernícolas no entienden el derecho a expresar ciertos términos que le parecen fuera de contexto, por el sólo hecho de ser "duros" (para decirlo en forma sencilla).
Neruda usó muchos términos "duros" (digámoslo así) contra sus detractores y sus inquisidores. Estaba en su derecho.
Hace muy pocos años el novelista y cronista Kurt Vonnegut anunció en una de sus crónicas que iba a demandar a la fábrica de cigarrillos Pall Mall, cigarrillos que ha fumado casi toda su vida.
Su demanda se iba a basar en la publicidad engañosa de la industria. Dijo: "Hace muchos años que, en el mismo paquete, la firma Brown and Williamson, promete que me va a matar. Pero llegué a los 82 años. Muchas gracias, ratas de alcantarilla. Lo último que quería era seguir con vida cuando las tres personas más poderosas del planeta se llaman Bush, Dick y Condi". Obviamente al primero que se refiere es al presidente de los Estados Unidos, a quien desprecia. RATAS DE ALCANTARILLA es aplicado a los ejecutivos de la fábrica Pall Mall.
La literatura chilena y universal está llena de vocablos de esa índole y ellos no hacen otra cosa que evocar realidades y plantear diferencias.
En el clasicismo griego y latino nos encontramos con varias palabras similares surgidas de ilustrísimos literatos. En los siglos de oro español podemos ver términos de esa índole en Francisco de Quevedo. Y en la Inglaterra del siglo catorce comprobamos lo mismo en el poeta Godofredo Chaucer, autor de los famosos "Cuentos de Cantorbery".
¿Falta de respeto?
Sí, obviamente, para los que comulgan con ruedas de carreta, es así. Pero ellos deberían saber que el lenguaje es un material que se maneja de acuerdo a situaciones y hechos planteados, que todo es dialéctico y por ende no se puede poner una metralla al pecho a quien dice "términos duros" cuando corresponde. De otra manera estaríamos actuando como nazis.
Las palabras que encabezan esta crónica no son mías: se pronunciaron en el funeral de Emilio Zola.
¿Quién era Emilio Zola?
Comparado con León Tolstoi y discípulo de Balzac, Emilio Zola es el autor de "La confesión de Claudio", de "Los misterios de Marsella", de "Nana", de "Germinal" y de otros importantes libros. Es considerado el padre del naturalismo en literatura. Nació en 1840, murió en 1902.
En su célebre "Yo acuso" puso al desnudo el aparataje político-judicial que degradó y envió a la cárcel al capitán Dreyfus, acusándosele de espía por el sólo hecho de ser judío. Suceso ocurrido a fines del siglo XIX. Gracias a la denuncia de Zola el militar fue liberado y, lo que es mejor, reivindicado.
Por su "Yo acuso" Zola debió sufrir un injusto proceso. Cuando iba a los tribunales la gente enardecida lo insultaba tratándolo de apátrida y otros términos vejatorios, pero Zola no cedió. Esos cobardes callaron, no se rectrataron cuando el escritor fue liberado de sus cargos. De allí que los escasos defensores de Zola, principalmente los intelectuales, hayan señalado que él "se distinguió por su honradez y afán de justicia". Muy pocos años después de este proceso Zola falleció.
Las palabras pronunciadas en el funeral de Emilio Zola son, entre otras, las siguientes:
"No lo compadezcamos por lo que soportó y sufrió. Envidiémosle. Levantada sobre el más prodigioso montón de ultrajes que hayan producido jamás la estupidez, la ignorancia y la maldad, su gloria alcanza a una altura inaccesible".
LA ESTUPIDEZ, LA IGNORANCIA Y LA MALDAD, palabras del homenajeador destinadas a los que, durante el proceso, insultaron a Emilio Zola por defender a un hombre -Dreyfus- cuya inocencia, al final, se probó.
Son esas palabras las que hemos usado como título del texto para demostrar el hecho obvio de juzgar como corresponde a los ultrajadores.
Las palabras son de Anatole France, uno de los más grandes escritores galos de todos los tiempos. Anatole France ganó el Premio Nobel de Literatura en 1921.
Sólo la ignorancia o la hipocresía no pueden entender que el lenguaje "descarnado" (para llamarlo en forma silvestre), es usable cuando tiene la misión de desenmascarar a los que, envueltos en la muchedumbre y, por ende, en el anonimato, destilan su cobardía con insultos gratuitos.
FUENTES:
"Yo acuso". Denuncia. Emilio Zola. Elmer Editor, Buenos Aires, Argentina, 1977.
"Vonnegut en pie de guerra". Crónica sin firma. EL MERCURIO, 18 de noviembre de 2005.
"El vibrador es el mejor regalo después de los 30". Entrevista de Carmen Sepúlveda a Isabella Santo Domingo. LA NACIÓN, 28 de octubre de 2007.
"Piedad con la burguesía, María". Crónica. Pedro Lemebel. LA NACIÓN, 28 de octubre de 2007.
"Palabras a favor del miriñaque". Crónica. Gonzalo Garcés. LA NACIÓN.
"La reveladora correspondencia entre Pablo Neruda y Jorge Edwards". Crónica de Pedro Pablo Guerrero. EL MERCURIO, 18 de noviembre de 2007.
"Las definiciones de Adolfo Zaldívar". Entrevista. EL MERCURIO, 25 de noviembre de 2007.
"El blanco de la discordia". Crónica de C. Recasens y M.E. Roblero. EL MERCURIO, 25 de noviembre de 2007.
José G. Martínez Fernández
(Este artículo fue publicado, por primera vez, en medios de la Red de Diarios Ciudadanos y en otros medios virtuales, en diciembre de 2007).