Víctor Jara Martínez vivió lo que sólo los criminales fascistas le permitieron: Poco más de cuarenta años.
Tomado prisionero por las hordas de Pinochet fue acribillado apenas a escasos días del funesto 11 de septiembre de 1973, luego de ser torturado en una forma que sólo poseen los más incivilizados.
Había nacido en 1932.
Su canto, su poesía, era fundamentalmente de denuncia, pero también solía mantener un lenguaje alegre en muchos de sus temas.
Él hacía las letras de sus canciones, porque era un poeta.
Un gran poeta que hacía de la lírica una función singular, simple, pensando quizás en todos los que escuchaban sus versos.
Su vida era alegre y la gente le quería en Chile y fuera de Chile.
Muchos no saben de esa alegría que Jara imponía en sus actuaciones.
En esa sonrisa y esos movimientos propios del poeta cantor.
Así como sus asesinos no saben que al matarlo mataban la paz, la lucha por la justicia.
Los fascistas no aman el arte.
Los fascistas aman el poder y la muerte.
El tema más célebre de Víctor Jara es, sin duda, TE RECUERDO AMANDA.
Aquel texto que habla del hombre pobre que al buscar un medio de sobrevivencia se enfrenta a la muerte.
La muerte de Manuel es el símbolo de la injusticia que impone un sistema inhumano.
Amanda es la figura fiel de aquel hombre y de su existencia golpeada.
TE RECUERDO AMANDA
Te recuerdo Amanda,
la calle mojada,
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha, la lluvia en el pelo,
no importaba nada, ibas a encontrarte con él,
con él, con él, con él, con él.
Son cinco minutos.
La vida es eterna en cinco minutos.
Suena la sirena de vuelta al trabajo,
y tú caminando, lo iluminas todo.
Los cinco minutos te hacen florecer.
La sonrisa ancha, la lluvia en el pelo,
no importaba nada, ibas a encontrarte con él,
con él, con él, con él, con él.
Que partió a la sierra.
Que nunca hizo daño. Que partió a la sierra,
y en cinco minutos quedó destrozado.
Suena la sirena, de vuelta al trabajo.
Muchos no volvieron, tampoco Manuel.
He allí cómo Víctor Jara refleja a todo un sector aplastado por el poder del dinero. He allí como él contempla y denuncia las aberraciones de un sistema corrupto.
La poesía de Víctor Jara, el gran poeta y gran cantante, perdurará en el tiempo, mientras sus verdugos van cayendo a la fosa con la única cosa que tuvieron en las manos: la sangre de sus víctimas.
Tras su muerte su nombre se universalizó.
José G. Martínez Fernández
Tomado prisionero por las hordas de Pinochet fue acribillado apenas a escasos días del funesto 11 de septiembre de 1973, luego de ser torturado en una forma que sólo poseen los más incivilizados.
Había nacido en 1932.
Su canto, su poesía, era fundamentalmente de denuncia, pero también solía mantener un lenguaje alegre en muchos de sus temas.
Él hacía las letras de sus canciones, porque era un poeta.
Un gran poeta que hacía de la lírica una función singular, simple, pensando quizás en todos los que escuchaban sus versos.
Su vida era alegre y la gente le quería en Chile y fuera de Chile.
Muchos no saben de esa alegría que Jara imponía en sus actuaciones.
En esa sonrisa y esos movimientos propios del poeta cantor.
Así como sus asesinos no saben que al matarlo mataban la paz, la lucha por la justicia.
Los fascistas no aman el arte.
Los fascistas aman el poder y la muerte.
El tema más célebre de Víctor Jara es, sin duda, TE RECUERDO AMANDA.
Aquel texto que habla del hombre pobre que al buscar un medio de sobrevivencia se enfrenta a la muerte.
La muerte de Manuel es el símbolo de la injusticia que impone un sistema inhumano.
Amanda es la figura fiel de aquel hombre y de su existencia golpeada.
TE RECUERDO AMANDA
Te recuerdo Amanda,
la calle mojada,
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha, la lluvia en el pelo,
no importaba nada, ibas a encontrarte con él,
con él, con él, con él, con él.
Son cinco minutos.
La vida es eterna en cinco minutos.
Suena la sirena de vuelta al trabajo,
y tú caminando, lo iluminas todo.
Los cinco minutos te hacen florecer.
La sonrisa ancha, la lluvia en el pelo,
no importaba nada, ibas a encontrarte con él,
con él, con él, con él, con él.
Que partió a la sierra.
Que nunca hizo daño. Que partió a la sierra,
y en cinco minutos quedó destrozado.
Suena la sirena, de vuelta al trabajo.
Muchos no volvieron, tampoco Manuel.
He allí cómo Víctor Jara refleja a todo un sector aplastado por el poder del dinero. He allí como él contempla y denuncia las aberraciones de un sistema corrupto.
La poesía de Víctor Jara, el gran poeta y gran cantante, perdurará en el tiempo, mientras sus verdugos van cayendo a la fosa con la única cosa que tuvieron en las manos: la sangre de sus víctimas.
Tras su muerte su nombre se universalizó.
José G. Martínez Fernández
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