CREA FANTASMAS BELIGERANTES
Por
José G. Martínez Fernández.
Con
espíritu bélico los irrazonables de allá (Perú) y de acá (Chile) propugnan,
desde sus escondites, porque realmente son cobardes, que habrá guerra, sea cual
sea el fallo de La Haya del 27 del presente mes.
Una
guerra -aunque fuese corta- dejaría más muertos y desaparecidos chilenos que
los que dejó la dictadura de Pinochet en 17 años.
En
la Guerra del Pacífico murieron menos chilenos que en la Guerra Civil de 1891
y, sin embargo, la Guerra del Pacífico es más recordada que la Guerra Civil.
La
Guerra del Pacífico hizo pasar a segundo lugar la Guerra Civil de 1891 y a sus
mártires y eso que fue una década después de la guerra entre los países
hermanos.
Desde
esa visión debemos pensar que los mártires de la dictadura pinochetera serían
menos conocidos o simplemente olvidados.
Obviamente
los "héroes uniformados" desplazarían a nuestros héroes populares.
Desde
su lógica los belicistas creen que los hombres han sido creados para
sacrificarse por razones no lógicas.
Las
guerras de conquista nunca han sido fértiles o justas.
Sólo
las guerras de liberación, dice una historiadora argentina, son razonables;
porque los pueblos, entonces, se liberan de los opresores.
Lo
bueno es que en Arica he visto un escaso apoyo a los beligerantes y -más aún-
en varias ciudades del sur de Chile esos beligerantes bajan en número.
Bueno
es eso.
Lo
mismo he vivido en mis visitas al Perú, a muchas ciudades del Perú. Poco
espíritu bélico. Muy poco.
Son
algunos cabezas calientes los que hablan de batallas, de ataques, de
invasiones. Muy pocos.
¿Por
qué ese espíritu belicista de unos pocos?
¿Cuál
es la patria de un hombre? ¿En la que se pone los pies? ¿En la que se reside?
¿O en la que se nace?
El
afán bolivariano, la intención de Simón, fue una América Latina unida. Eso
habría sido lo justo.
Pero
el mismo Bolívar desmembró parte de América. Recuérdese el Alto Perú. Por idea
de Sucre convirtió esa tierra en una nueva nación: Bolívar, primero; después
Bolivia.
Frente
al águila imperial americana, y expresado muy bien por Rubén Darío, un
continente unido era necesario.
Pretendiendo
una unidad que JAMÁS ha sido, el nicaragüense, en su poema contra Roosevelt,
sin embargo, aclama a los conquistadores españoles, grandes usurpadores de las
tierras de nuestros indígenas, a quienes asesinaron en nombre del oro y de la
Cruz.
Ya
sabemos que es imposible rearmar geográficamente un continente; pero lo podemos
hacer desde la ideología del entendimiento, desde el respeto e intercambio
mutuo; lo que hoy ocurre.
Los
chilenos viajamos a gozar de muchas maravillas de Perú. De su costa
impresionante. De su selva espectacular. De sus climas variados. De su gente
amistosa, como la buena gente nuestra, la del campo, la gente de los otros
tantos pueblos de Chile.
¿Acaso
el más grande de nuestro poetas no cantó al gigante maravilloso creado por los
quechuas: Macchu Picchu?
¿Y
no fueron Gabriela y Violeta internacionalistas?
Al
igual que Huidobro y de Rokha.
¿Acaso
nuestros líderes políticos grandes no fueron, también,
internacionalistas?
He
allí a O'Higgins, acogido en las cómodas tierras cercanas a Lima y en la misma
Lima tras su abdicación.
He
allí también lo dicho en discursos de Allende.
Y
hoy dos ex-candidatos presidenciales -Marcel Claude y Roxana Miranda- poseen la
misma óptica. Y creo que eran más de dos.
Los
belicistas de acá y de allá viven en una euforia del lenguaje matonesco,
insípido y derechamente cobarde. Amenazan y amenazan.
Debemos
esperar tranquilos el fallo.
TENGO
CASI LA SEGURIDAD QUE ÉSTE VA A SER FAVORABLE A PERÚ.
Pero
aquí, los nortinos, no tenemos que temer nada. Se está discutiendo un pedazo de
mar y no la tierra en que habitamos...y ese pedazo de mar, para rematar,
enriquece cada día más a los más ricos de Chile...Cinco, seis o siete familias.
Esperemos
en paz el fallo y aceptemos esto...Chile y Perú son pueblos hermanos. Nos necesitamos mutuamente.
José G. Martínez Fernández
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