martes, 18 de marzo de 2014

ADIÓS GRAN MANDOLINO

Por José G. Martínez Fernández.


Ha muerto un hombre bueno.
Un hombre que caminó ocho décadas por la vida.
Y de esos ochenta años la mayoría los dedicó al espectáculo.
Los primeros años participaba de un grupo musical, Los Flamingos, y según el actor Julio Jung, Mandolino tenía voz afinada.
El grupo fue conocido a mediados de la década del cincuenta del siglo pasado.Los Flamingos alcanzó notoriedad con el tema Marcianita.
Así empezó en el camino del arte el Gran Mandolino.
Armando Navarrete, que tal es su nombre, saltó luego a la comedia y a través de ella alcanzó celebridad en Chile y en algunos otros países.
Aquí fue bastante conocido en el programa Sábados Gigantes que conducía Don Francisco, donde estuvo durante treinta años.
Algo pasó en el camino entre ambos ya que Mandolino hubo de abandonar el programa.
Eso cuando ya Navarrete había emigrado, junto a don Francisco, a Estados Unidos.
Tras la súbita cesantía el comediante vivió miserias muchas: Hasta dicen que durmió en la calle.
Luego entró a trabajar ocasionalmente en medios norteamericanos. También hizo su papel de comediante en Cruceros y en otros espacios.
Aquí en Chile había vivido una gran tragedia: se le había suicidado un muy joven hijo.
En Estados Unidos tuvo otro hijo que, según algunas informaciones, fue catalogado como niño genio en el campo del saber.
Triunfos y sufrimientos marcaron la vida de este gran comediante.
Su muerte fue en Tegucigalpa, la capital de Honduras, donde trabajaba en forma estable para un canal de televisión.
Le falló el corazón, ese que poseía tanta sencillez y bondad, porque los que conocieron a Navarrete lo cuentan así.
Y uno, frente a la pantalla, también lo sintió de esa manera.
Y en sus actuaciones, marcadas por un humor blanco, siempre hubo un hito de humanismo, al igual como cuando concedía sus entrevistas.
Mucha, mucha humanidad, tenía Mandolino.
Describirlo como un gran comediante y un gran ser humano es suficiente.
Su hijo Sebastián ha señalado algo que confirma aún más lo que decimos. Expresa: “acompañó a un país en un período muy doloroso de su historia”.
Mandolino se ha ido a sus ocho décadas.
Nos deja con una gran pena.
Esa que se produce cuando un hombre bueno y talentoso se va de este espacio que es la vida que doña natura nos dio.
Los restos de Mandolino deberían volver a Chile.
Buscaba un ciber para mandar esta nota a Patricio Barrios Alday, director de EL PUERTO LIBRE, a los periodistas y amigos Ernesto Olivares Perke y Freddy Torres Oviedo y a otros "jefes" de medios de comunicación, desde la mañana de este domingo entre nublado y soleado de Rancagua, y no conseguía mi objetivo porque se había caído el sistema donde suelo ir aquí cerca y me puse a buscar otros lugares con internet, sin éxito.
Mientras andaba por una y otra calle iba escuchando que muchos hablaban de la muerte del gran comediante.
Una pena mayor recorría a las personas.
¡Con justicia era querido Armando Navarrete, Mandolino!
Ojalá, ahora que han pasado ya cinco horas del término de mi búsqueda, pueda encontrar el espacio desde donde pueda despachar este texto que es mi humilde homenaje al gran artista.
A mí me duele mucho esta muerte. Para mí Mandolino es un recuerdo vivo de nuestra lejana juventud.
NOTA: Al fin encontré un lugar para despachar el artículo. Debieron pasar cinco horas y media.
José G. Martínez Fernández.

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