Volodia Teitelboim fue un árbol gigante en el panorama intelectual y político de Chile. Hasta los pájaros del cielo se cobijaron y pudieron anidar entre sus ramas,
Volodia fue el rabino laico de los más humildes. Sus palabras serenas, bellas y llenas de sentido, siguen resonando entre el mar y la cordillera.
Los jóvenes de entonces, nos sentimos un poco más tristes y un poco más solos.
Ojalá volvamos a encontrarlo.
Marcia Campos
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