Reyerta de credibilidad entre Pelosi y la CIA
por Fernando A. Torres desde EEUU. Mayo 21, 2009
La confrontación iniciada la semana pasada entre la CIA (Central Intelligence Agency) y líderes demócratas, no sólo ha sido alimento político de los republicanos, sino que esta demostrando, uno, la duplicidad demócrata y dos, hasta dónde puede llegar el poderío de esta omnipotente agencia de espionaje.
La pregunta del momento en Washington: ¿Quién miente, la CIA o los demócratas?
Todo comenzó con un informe entregado al Comité de Inteligencia del Senado por el Director de Inteligencia Nacional, Dennis Blair, en el cual se revela que la presidenta demócrata de la Cámara Baja, Nancy Pelosi fue informada sobre las técnicas de torturas empleadas por el Régimen Bush. El informe dejo muy mal parada a Pelosi, quien ha sostenido innumerables veces su desconocimiento sobre la aplicación de torturas. Los republicanos saltaron de inmediato argumentando que entonces, Pelosi, es cómplice en el uso de algunas "técnicas" ahora consideradas "tortura."
Por su parte, Pelosi sostiene que los republicanos están tratando de desviar la atención de público sobre el uso - por parte del Régimen Bush - de técnicas que ella y el Presidente Obama consideran tortura.
Las torturas -denominadas vilmente por la CIA y por los medios de comunicación con el saneado término "perfeccionadas técnicas de interrogación" (enhanced interrogation techniques), incluyeron variadas formas de flagelo físico y psicológico incluida la favorita waterboarding: el simulacro de ahogamiento por agua arrojada constantemente a la cara cubierta del prisionero mientras este se encuentra en una plataforma, amarrado y de cabeza. Una técnica inventada en los tiempos de la inquisición.
En conferencia de prensa (Mayo 14, 2009), Pelosi dijo llanamente que la CIA miente. "Ellos siempre nos engañan. En mi capacidad de miembro de rango del Comité de Inteligencia, la CIA me informó sólo una vez sobre las perfeccionadas técnicas de interrogación en septiembre del 2002. Fui informada de que las opiniones del Departamento de Justicia concluyeron que el uso de las perfeccionadas técnicas de interrogación era legal. La única mención del waterboarding en el informe fue que no se estaba usando," dijo Pelosi enfáticamente.
Según un informe de Fairness and Accuracy in Reporting, FAIR, (Mayo 19), una organización periodística dedicada a "vigilar" a los grandes corporaciones de los medios de comunicación, no es la primera vez que la CIA miente. En realidad, esta tenebrosa agencia de espionaje, repartida por todos los rincones del planeta, siempre ha mentido. Por nombrar algunos casos: Richard Helms el fatídico director de la CIA que derrocó a Salvador Allende, mintió al Senado al negar su participación en el golpe militar de septiembre de 1973 en Chile. Otro director mentiroso fue William Casey quien negó hasta donde pudo la nefasta participación de la CIA en la organización y financiamiento de los Contras en Nicaragua. En Perú, el 2001, un avión con misionarios estadounidense fue derribado en un operativo "antidrogas" de la CIA y el ejercito peruano. En este caso oficiales de esta agencia no sólo mintieron al Congreso, sino también a la Casa Blanca y a los fiscales federales que investigaron el caso. Pero leyendo entre líneas, esta discrepancia, ha generado una reveladora crisis de poder y probidad. Por un lado, se demuestra que los demócratas fueron informados de las prácticas de torturas llevadas a cabo por el Régimen Bush y no movieron dedo alguno para investigar, y por otro, la CIA -incluso bajo gobierno demócrata- se aprovecha de su condición de clandestinidad todopoderosa para provocar, mentir y hasta voltear la situación política del país. Cualquiera sea la ruta que esta crisis tome, todos los caminos conducen a Obama. A pesar de que el Presidente ha mantenido cierta distancia en la disputa, sólo él y su nuevo Director de la CIA, Leon Panetta, pueden purgar a la CIA para situarla a la altura de las políticas del cambio y de la restauración de la legalidad impulsadas por el nuevo gobierno.
Fernando A. Torres
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