Por José G. Martínez
Fernández.
Javier Solís, mexicano, una de las
voces mayores de la música popular en el siglo veinte, nació como Gabriel Siria Levario el 1 de septiembre de 1931 y se fue de este
mundo el 19 de abril de 1966.
Es decir...Por estos días se cumple un nuevo
aniversario de su muerte física, muerte que no alcanza su totalidad toda vez que
Solís sigue vivo en sus interpretaciones marcadas por esa potente voz que surgía
de su ser.
No es difícil encontrar aún en el mercado oficial -y en el del "pirateo"- temas
interpretados por el Rey del Bolero Ranchero. En muchas partes aún se le toca. Véase
bares y restaurantes sencillos, en casas, en radioemisoras, en centros diversos...
SOMBRAS, el tema del argentino José María Contursi, aún
es la carta de presentación de Solís; aunque muchas de sus otras
interpretaciones se escuchan con devoción. Claro de Luna, Te amaré toda la vida, Amigo organillero, etc.
La voz de Solís es una marca muy propia.
Desde su
infancia dolorosa a su juventud llena de trabajos pesados y mal pagados, Solís
saltó a la fama, gracias a que artistas como LOS PANCHOS y otros le descubrieron.
A la hora de su muerte era éxito completo en América con
SOMBRAS y en medio de esas sombras Javier Solís murió.
Tenía sólo 34
años.
México vistió luto por ese artista mayor.
Por esa voz dolorosa y
bella.
Hoy reposan sus restos en el denominado Jardín de la Ciudad de México, lugar destinado a los grandes artistas
de la tierra azteca, tan ensuciada hoy por las mafias de las drogas.
Pero
Javier Solís era un gran cantante. Un gran mexicano. Como lo fueron Negrete y
Aceves Mejía en lo mismo; como lo fueron Agustín Lara y José Alfredo Jiménez en
la composición musical; como lo fueron Angelines Fernández y Cantinflas en la comedia; como lo fueron Amado Nervo y Octavio Paz en la poesía; como lo fueron tantos grandes
hombres y mujeres que dieron gloria artística a México.
Imposible citar a
tantos grandes artistas que ha producido ese país.
Hoy, en un nuevo
aniversario de su muerte, nos es totalmente imposible no
recordarlo.
Seguramente las radioemisoras de muchos países pondrán de nuevo
sus temas principales, en especial SOMBRAS, canción que marcó -junto a AMIGO
ORGANILLERO- la etapa final de su vida.
En nuestro corazón, siendo púberes,
nos emocionaba escuchar a Javier Solís, convertido hoy en leyenda.
Y lo
seguimos escuchando con esa emoción.
Hay nostalgia en la voz de Solís, hay oscuros y claros en los textos que eligió para grabar.
Nosotros
le admiramos y por ello no hemos querido pasar por alto un nuevo aniversario de
la muerte del niño triste que,
convertido en hombre, se convirtió en un cantante importantísimo.
En muchos
países se le han rendido homenajes.
¡Salud Javier Solís!
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