lunes, 28 de julio de 2008

Fútbol a la carrera

¡Más respeto con el puntete!

A propósito de que en el último triunfo de Universidad de Chile (4-1 sobre Melipilla) por el Torneo de Clausura del fútbol chileno, uno de los goles del argentino Estévez fue anotado mediante el despreciado, pero nunca bien ponderado puntete o puntazo (llamado así por pegarle al balón con el extremo delantero del calzado y no con el empeine), esta forma de golpear el balón ha ocupado gran centimetraje en las páginas deportivas de algunos medios de comunicación.
Desdeñado por los puristas, despreciado por los apegados a la técnica, mirado en menos por los lanzadores, el puntazo se alzó como el gran ganador de la fecha de la mencionada competencia.
Soy un fanático del puntete. Cuando joven, en mis fallidos intentos por jugar al fútbol, recurrí muchas veces a esa forma de darle a la de cuero, más bien por incapacidad que por un deseo de hacer algo diferente. En esos tiempos la pelota era de cuero, no como las de ahora que son confeccionadas en material sintético que las mantiene en el peso reglamentario llueve o truene. Quizás, hasta mediados de los años sesenta, o más adelante, ya a los 5 minutos el juguetito redondo había absorbido humedad del pasto y pesaba varias decenas de gramos más. Ni hablar si estaba lloviendo. Darle de cabeza era considerado un intento de suicidio, especialmente si la pelota venía girando en su propio eje (con efecto creo que se dice). Había que ser un gran futbolista para llegar con el balón al destino deseado.
Sin embargo, tratando de reivindicar ese tipo de jugada y para honra del puntete, hay que informarle a las nuevas generaciones que uno de sus grandes cultores fue el propio Edson Arantes Do Nascimento, Pelé. Le ví anotar varios goles mediante esa técnica, a la entrada del área o entrando en diagonal. Lo cierto es que hay que ser muy bueno para poder darle dirección a este tipo de disparo. Es muy fácil que el balón se vaya para el lado de los quesos o llegue donde el diablo perdió el poncho en lugar de la portería contraria.
A un jugador de Everton (mi querido equipo), le vi hacer dos goles de puntete en un holgado triunfo de los "guata amarillas" en los años sesenta. El experto era Alejandro Rojas, hermano del recordado Eladio, héroe del Mundial del 62. Otro Rojas, Manuel, también de Everton, le hizo un golazo así desde fuera del área al arquero Larraín de Magallanes.

Otro especialista fue Juan Soto, un buen mediocampista que jugó en Everton, Colo Colo y Universidad de Chile. Sus tiros libres eran de temer. Soto le daba fuerte con la punta a la pelota en su mitad superior y el balón desarrollaba una trayectoria que engañaba a cualquiera. Al inicio parecía ir muy elevada, pero ya cerca del arco descendía sorpresivamente debido al efecto que le imponía el ejecutor.
Aparte de la velocidad y de la incierta trayectoria, otra ventaja del puntete es que el ejecutor no tiene que cargar la escopeta. Me refiero a que no prepara el tiro echando el pié atrás para tomar impulso, excepto cuando se trata de un servicio con balón detenido. El disparo sale sobre la marcha. Por ello, el arquero contrario no tiene referencia alguna y, seguramente, será sorprendido.
Quien domine este arte tendrá asegurada una buena cantidad de goles. Estévez lo probó el pasado fin de semana.
¡Qué viva el puntete!

No hay comentarios: