viernes, 30 de diciembre de 2011

ALFONSO CARREÑO UN POETA DE LA ESPAÑA DEL VEINTE

Por José G. Martínez Fernández.
 Leyendo una revista que yo poco conocía –HORA DE POESÍA- en su edición de Mayo-Agosto de 1988, me encuentro con poemas de un autor que desconocía totalmente: Alfonso Carreño.
Son ocho poemas. Todos de excelente factura.
El poeta es español, al igual que la revista.
Me entero que murió medianamente joven.
Nacido en 1932 dejó de existir –precisamente- cuando la publicación estaba a punto de aparecer: Agosto de 1988.
En su poco más de medio siglo de vida Alfonso Carreño publicó algunos libros, entre ellos: Elegía para mí mismo (1955); Huésped en la materia (1979); Réquiem por Javier Serrano (1987) y unos cuantos más.
Para graficar algo de la calidad de su lírica leamos uno de sus poemas.

MIENTRAS AGONIZO

A la vera de nunca
calendarios ajenos
deslíen los confines
de mis sentidos, hechos
el último cansancio
desnudado del cuerpo.

Briznas de otras sustancias
me germinan adentro
horas que van dejando
de ser en su comienzo.

Y algunas manos, como si acordaran
inexorablemente que no puedo
seguir estando, entornan
mis párpados desiertos
y ocultan a estos ojos gustativos
la hospitalaria suavidad de un techo.

Belleza plena en muchas líneas de su lírica nos emocionan. Seleccionamos: “El último cansancio/ desnudado del cuerpo”; “Briznas de otras sustancias/ me germinan adentro”.

El último cansancio será su último dolor, la entrada en la muerte, porque en su cuerpo germinan las materias de esa muerte.

Para mí conocer a este poeta ha sido una grata novedad. Su poesía sin mayores artilugios, sólo con la pureza misma del verbo matriz de su lírica es muy clara y podemos entender el poema (y sus otros poemas) sin un esfuerzo mayor.

Gran poeta Alfonso Carreño: un bardo desconocido que se nos aparece en el umbral de la gran poesía española de la segunda mitad del siglo veinte.

Jose G. Martinez Fernandez

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